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Los diablos de Teresa de Gabriela Fonseca

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"Mi libro de cuentos es para los jóvenes y los adultos que tienen gusto por lo irreverente y aversión hacia lo convencional. Generalmente les gusta que mi literatura tiene algo de perturbador, algo de triste y una pisca (grande) de humor negro. Le encantará mucho a quien busque literatura fantástica alejada de lo que está de moda en este momento, como Harry Potter o el esoterismo policiaco. Pero todos los lectores están invitados al parque de diversiones que traigo en el cerebro." Gabriela Fonseca, 2008.

LA CUZCA: En Pátzcuaro hubo una vez una joven a la que el pueblo consideró siempre “ligera de cascos”, hasta el día en que ella obró un aparente milagro que la hizo obtener el respeto de todos los que antes la despreciaban.

EL PRIMERO: Tras perder la virginidad, una adolescente se ve envuelta en un raudal de nostalgia por su primer compañero de juegos de la infancia.

EL SÚCUBO SALE DE FIESTA: Los súcubos son demonios femeninos que se alimentan de las energías sexuales masculinas para ser inmortales. Pero para obtener la juventud eterna se requiere un alimento distinto, más difícil de obtener.

LOS DIABLOS DE TERESA: El narrador de la historia y su hermana menor escapan de la violencia intrafamiliar refugiándose uno en el otro, en lo que se convertirá en una feliz relación incestuosa, enmarcada con demonios de plastilina que la niña hace porque cree que éstos la defienden de sus pesadillas.

ALMA AL AGUA: Un millonario muere y se encuentra con el diablo, quien le dice que su alma le pertenece desde que, muchos años antes, el hombre tomó la decisión malvada y cobarde que lo ayudó a volverse rico. Pero el difunto no está dispuesto a entregar lo único que le queda.

LINCHAMIENTOS. Una mujer es testigo de un asalto violento en la calle y esto la vuelve prejuiciosa, vengativa y paranoica; una eterna víctima en potencia.

PETETE Y LA ALQUIMISTA: Una niña solitaria lee que los alquimistas podían hacer bebés sin alma, porque no habían sido creados por Dios, acrisolando semen de hombre y estiércol de caballo y se empeña en hacerse de un niño así para que sea su compañero.

GLORIA. La historia de vida de una prostituta que asciende socialmente en el mundo de las sexoservidoras, desde que sale del pobrísimo pueblo en que su padre la vendía a ella y a sus hermanas, sube por un triste escalafón hasta que llega a ser una “chica de agencia”, por la que la clientela más pudiente paga con tarjeta de crédito.

HOMME FATAL: Una mujer exitosa empieza a ser dominada y manipulada a través de la lástima por un pretendiente pusilánime y mediocre que la acaba por destruir.

EL PATIO: Una niña es rechazada por su abuela, que la obliga a sentarse sola en el patio toda la tarde. Su único consuelo es la sirvienta de la casa, que le habla de los ángeles y de la muerte.


EL INQUILINO PRÁCTICO: Tres universitarios de familia rica comparten el departamento que heredó uno de ellos y deciden aprovecharse de un estudiante pobre de provincia que necesita dónde vivir. Lo convierten en fuente de ingresos, esclavo doméstico y blanco de bromas crueles hasta que la situación explota.

INÉS: Una diseñadora con una vida triste se enamora de una fotografía que compró en Europa, en que aparece una mujer con actitud plácida y feliz escribiendo a mano una aparente carta. Esta fotografía la consuela y la acompaña, hasta que descubre que el personaje que ella ha inventado a partir de la imagen no comparte sus sentimientos.


Autora
Gabriela Fonseca es editora y corresponsal de La Jornada. Licenciada en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Ha participado en diferentes talleres literarios por todo el país de la mano de escritores como Andrés Acosta, Enrique Alfaro, Agustín Cadena, Ricardo Chávez Castañeda, Gerardo de la Torre, Mónica Lavín, Edmeé Pardo, Guillermo Samperio o Celso Santajuliana. Publicó "Peso muerto" con Casa Juan Pablos en el 2005, obra seleccionada para ingresar al Salón del Libro de la Feria del Libro de Guadalajara 2007. Algunos de los cuentos de este libro "Los diablos de Teresa y otros relatos" lograron premios como segundo lugar en el 1er. Concurso de Cuento Viceversa, 11 de marzo de 1997, con el relato "Los Diablos de Teresa", y el cuento "Petete y la Alquimista" en 2007 logró el tercer concurso de relato breve Mano de Obra, del Instituto de Comunicación y Cultura de Oaxaca.

Sugerencias: Caza mayor y otros relatos, Alejandro Ramírez

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Nombre del Autor: Alejandro Ramírez.  
En torno de una mesa de billar, lo mismo que extraviados en la espesura silvestre, o en el laberinto de las convenciones sociales, o bajo el clima sobrenatural de los mitos, los personajes de Alejandro Ramírez están embarcados siempre en el mismo juego: cazar o ser cazados. Algunos de estos relatos son brutalmente explícitos, otros más aprovechan el peso de una tradición milenaria que nos ha hecho familiares a ciertos seres míticos… pero todos ellos son inteligentes, sorpresivos, bien armados… y necesitan la complicidad del lector.
Personajes deseosos, atrapados en el laberinto sin sosiego de la urbe, conforman los veinticuatro paisajes literarios de Caza mayor y otros relatos, volumen de Alejandro Ramírez Flores –autor que comenzó publicando colecciones de cuentos como Los días de calor, Color de noche, Entre mitos y flautas (Ediciones El Ermitaño) y Tiempo de cuentos (Minimalia)– y ahora gana mayor visibilidad a través de Editorial Jus.
Como mandan los cánones del género –con prosa certera, manejo efectivo de la sorpresa, el asombro cotidiano y la pulsión sexual–, Ramírez pone de su lado al lector: lo que le cuenta pesa como experiencia que se quiere compartir porque es sabrosa, inquietante, y se siente cercana, sin importar que en ocasiones el personaje portador de los estímulos sea vampiro u hombre lobo.
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Foto de autor(a)Información del autor:
Alejandro Ramírez Flores desde niño ha vivido fascinado por las historias y cuentos encontrados en sus lecturas, de ahí la ocurrencia de escribir aquéllas que aún no se habían contado. Rodeado de libros vive en la Ciudad de México con su esposa, sus tres hijos, un perro y dos gatas y cuando no está leyendo o escribiendo gusta de tirar con arco, una de las cosas que dice hace bien.



Jus es una de las pocas editoriales en México que le apuesta al cuento, pese a su escaso éxito comercial. No solo publica cuento Jus, sino también a autores emergentes que frecuentan el género. No es el caso de Alejandro Ramírez. Aunque no se trata de un autor con gran reconocimiento en su país, Ramírez ha publicado antes varios cuentarios en Ediciones El Ermitaño, entre los que están Entre mitos y flautas,Color de noche y Los días de calor.
El libro con el que se suma a la nómina de autores de Jus, Caza mayor y otros relatos, está compuesto de relatos de muy diversa factura. Hay tres líneas que sobresalen: por un lado, un puñado de minificciones; por otro, relatos cuyos personajes brincan de uno a otro cuento y que tienen un billar como escenario común; por último, narraciones de corte erótico. Estas tres líneas no aparecen separadas, sino que se alternan a lo largo de la obra.
La línea menos afortunada es la de las minificciones. Se trata de textos abstractos, sin ubicación espacial, con personajes sin nombre, que suelen ser protagonizados por criaturas del cielo y del infierno. Nada hay en ellos que merezca gran atención. En vez de buscar dejar un impacto duradero en el lector, más allá de una sorpresa sacada de la manga, le apuestan a los chispazos de ingenio. El libro habría estado mejor sin ellos. Hay una excepción. Se llama “Ceremonia” y relata, en apariencia, una suerte de rito milenario que culminará con el sacrificio del protagonista; la última línea, sin embargo, revela que se trata de una ceremonia muy distinta a la que imaginábamos. Además de dar una vuelta de tuerca al cuento, esa última línea nos da una nueva perspectiva del acto en cuestión y lo critica.
La línea de los cuentos del billar está compuesto de relatos de calidad diversa. Uno de los mejores entre ellos es el que abre el cuentario, “El juramento”. Como en casi todos los textos del libro, el autor procura en este guardar una sorpresa final al lector. Dicha sorpresa no solo resulta insospechada y efectiva, y hace encajar todas las piezas de texto, sino que alcanza a sugerir el cuestionamiento de algún vicio social y un dolor bien arraigado en el interior de uno de los personajes. Otros de los ejemplos de esta línea solo buscan ser simpáticos y para ello recurren a casualidades inverosímiles, de modo que no resultan muy logrados.
La línea erótica es, en general, afortunada. “Paraíso”, “La llamada” y “Caza mayor” están pletóricos de tensión sexual, de fantasías realizadas, de buenas excusas para darle rienda suelta a la imaginación. “La llamada” incluso invita a reflexionar sobre los secretos motivos para incidir en lo prohibido: ¿el acto mismo o el hecho de no estar permitido, el riesgo de ser descubierto?
Dos de los mejores cuentos del libro escapan de la clasificación tripartita aquí propuesta. Aunque es un tanto más extenso de lo que habría sido necesario, “Bodas de oro” da cuenta, a través de un mínimo acto de subversión, de las miserias de una vida sometida a las convenciones. En cuanto a “Como en el metro”, mi favorito del grupo, en apenas un par de páginas propone un emotivo contraste entre los sueños e ilusiones de la juventud y las mediocridades y abandonos de la vida cotidiana.
Quizá el destino de la mayoría de los libros de cuentos es ser desiguales. Quizá en ello radique su desventaja frente a la novela: mientras que esta está conformada como un proyecto con unidad, con independencia de su complejidad o de los planos narrativos que ostente, el cuentario por lo regular se compone de historias independientes, y es natural que unas sean mejores que otras. En cuanto aCaza mayor y otros relatos, varios de los cuentos incluidos parecen sobrar, mientras que otros, quizá una minoría, consiguen la rendondez deseada. Sin embargo, la mayoría de ellos tienen en común la amenidad, ya que al autor no le faltan instinto ni vocación de contar, virtudes que valoro mucho más que la palabrería y la pretensión de los “intelectuales” disfrazados de narradores.
*Caza mayor y otros relatos, Alejandro Ramírez, México, Jus, 2011, 125 páginas.

Sugerencias Jus: El papa de Paul Poupard

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Sobre el autor: 



"Me quité el reloj de la muñeca y miré fijamente esa hora histórica"

 

Giacomo Galeazzi Ciudad del Vaticano


 
«No he sentido una emoción parecida en mi vida. Todos los medios de comunicación pronosticaban un Cónclave largo. Y en cambio al llegar al 77° voto, miré a mi vecino de la Capilla Sixtina y le dije: "El Espíritu Santo no lee los periódicos". Me quité el reloj de la muñeca y miré esa hora histórica: 17,28». Pocas horas después de haber dejado el Aula del Sínodo, el cardenal Francés Paul Poupard, 82 años, reanuda los hilos de la memoria para describir la «elección rápida» de Benedicto XVI. «Durante los funerales de Karol Wojtyla, el decano Ratzinger levantó un brazo hacia la ventana del estudio papal para llamar su presencia espiritualmente, allí me di cuenta de que el cónclave había terminado todavía antes de iniciar» explica el exministro vaticano de Cultura y Diálogo Interreligioso, purpurado desde 1985 y conclavista en el 2005. «Es imposible describir las sensaciones verdaderamente únicas de los momentos vividos ante el Juicio Universal de Miguel Angel».


¿En qué se diferencia este cónclave del cónclave del 2005?

«En las congregaciones generales conocía a casi todos, a aquellos con los cuales había tenido menos roce, enseguida pude conocerlos mejor. Hace ocho años el decano que nos presidía luego entró en el cónclave, mientras ahora Sodano no participa en la elección pontificia. Joseph Ratzinger nos guió desde el pre-cónclave al cónclave. Su homilía en San Pedro compactó de modo emotivo y espiritual al colegio cardenalicio. La enfermedad de Juan Pablo II fue larga y estábamos preparados ya psicológicamente para elegir a su sucesor. Esta vez la diferencia es abismal: la renuncia de Benedicto XVI ha sido realmente un rayo en el cielo sereno para todos nosotros».


¿Como fue votar en la Sixtina?

«Es como pasar a la otra parte de la plaza. Estaba en San Pedro cuando fue elegido Rocalli y la mañana en la cual se abrió el cónclave había desayunado con uno de sus electores. Cinco años más tarde prestaba servicio en la Secretaría de Estado y Montini se convirtió en Papa. Cuando me tocó a mi participar en la elección pontificia, participé del modo más natural en un acontecimiento extraordinariamente intenso y significativo. Recuerdo cada instante, cada fase. El lunes 18 de abril de 2005 a las 16.30 era el orario fijado para el ingreso en el cónclave y el juramento para la elección del nuevo Pontífice. Un cuarto de hora antes, nos encontramos en el Aula de la Bendición, en el Primer Corredor del Palacio Apostólico. Llevábamos todos la vestimenta roja, el roquete y la muceta. Precedidos por la Cruz y por el Libro de los Evangelios, al canto de las letanías de los santos, nos dirigimos en procesión a la Capilla Sixtina donde prestamos juramento. Me temblaba la voz de la emoción mientras entonábamos el "Veni Creator"».


¿Cuál era el clima?

«Estaban haciendo trabajos de restauración en la Capilla Sixtina, nos sentamos en pupitres incómodos de madera, como los de las escuelas. En el aula de la Bendición no se oía ni respirar. Nunca me había visto inmerso en un silencio absoluto a pesar de las numerosas personas recogidas en el mismo lugar. Nada más que se puso en marcha la procesión, se produjo un desbloqueo psicológico. Era una atmósfera de gravedad y serenidad. Sobre todo e queda impreso el himno al Espíritu Santo. Es el más extraordinario que he cantado en mi vida. En la procesión me encontraba entre el alemán Wetter (sucesor en Ratzinger en Munich) y el filipino Vidal que he encontrado de nuevo en estas congregaciones con la misma sonrisa».


¿Y en la casa Santa Marta?

«Teníamos a nuestra disposición autobuses para trasladarnos de la Domus a la Sixtina y viceversa. Pero yo iba a pie. El aire era agradable, refrescaba las ideas, atravesaba los patios interiores, el ábside de San Pedro, San Dámaso, el ascensor, hablando con algún hermano. También en las comidas hablábamos libremente, con gran armonía. Al terminar de cenar fue espontáneo encontrarnos todos rezando en la capilla de Santa Marta. En mi habitación el sueño llegó enseguida. Dormí muy bien».
Fuente: http://vaticaninsider.lastampa.it/es/reportajes-y-entrevistas/dettagliospain/articolo/conclave-23115/

Biografía:
Paul Poupard (Angers, Francia, 30 de agosto de 1930) es un cardenal francés.
Tras sus estudios fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1954 y de inmediato comenzó como profesor, sin dejar de profundizar en sus estudios y dedicado también a sus encargos pastorales.
Se doctoró en Teología e Historia en la Sorbona, con una tesis sobre la relación entre razón y fe y entre la Iglesia y el Estado, y obtuvo el diploma de la Escuela de Estudios Avanzados, en la sección de ciencias religiosas, y luego desempeñó numerosas funciones. Entre otras, desde 1958 hasta 1959 fue contratado por el Centro Nacional de Investigación Científica y de 1959 a 1971, fue oficial de la Secretaría de Estado y capellán del Instituto de San Domenico en Roma. En esta función, estuvo presente en la solemne apertura del Concilio Vaticano II y trabajó al lado de Juan XXIII y Pablo VI.
De vuelta a Francia, se desempeñó durante diez años como Rector del Instituto Católico de París, y el 2 de febrero de 1979 fue elegido obispo titular de Usula y nombrado auxiliar del arzobispo de París. Recibió la ordenación episcopal el 6 de abril y, al mismo tiempo fue llamado a unirse al Colegio de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y al Secretariado para los no cristianos.
Fue Vicepresidente de la Sociedad de Historia de la Iglesia de Francia, miembro de la Consejo Superior de la Escuela práctica de Altos Estudios, del alto comité de la lengua francesa y de la Academia Francesa de Bellas Artes, Ciencias y Artes de Angers. Esta actividad le ha ganado numerosos premios como el Gran Premio Cardenal Grente de la Academia Francesa, Caballero de la Legión de honor y otros.
Además de ser el autor de numerosos ensayos, también ha colaborado en la redacción de varias obras colectivas. También ofreció su colaboración con estudios y artículos a las revistas más prestigiosas de la cultura católica en el mundo.
El 27 de junio de 1980, cuando era el obispo auxiliar de París, Juan Pablo II lo nombró arzobispo, llamándolo a ocupar el cargo de Pro-Presidente de la Secretaría para los No-creyentes y, dos años más tarde, Presidente del recién formado Comité Ejecutivo del Consejo Pontificio para la Cultura.
Creado Cardenal el 27 de mayo de 1985, fue Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo con los no creyentes hasta el 4 de abril de 1993, cuando este se fusionó con el Consejo Pontificio para la Cultura.
Desde el 19 de abril de 1988 hasta el 3 de septiembre de 2007 fue Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura.
El 11 de marzo de 2006, el Santo Padre Benedicto XVI, para favorecer un diálogo más intenso entre los hombres de cultura y representantes de diversas religiones, unió el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso a la del Consejo Pontificio de la Cultura y nombró al cardenal Poupard también Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, hasta el 25 de junio de 2007.
Delegado del presidente de la Segunda Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos (1-23 octubre 1999).
Creado por Juan Pablo II cardenal en el Consistorio del 25 de mayo de 1985, con el título de Santa Práxedes (hasta el 29 de enero de 1996, la diaconía de S. Eugene).
Es miembro de:
  • Congregaciones: para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para la Evangelización de los Pueblos, para la Educación Católica
  • Consejos Pontificios: para los Laicos, para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Algunas obras

Libros
Otros escritos
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Poupard

 


Sugerencias Jus: Campo de Batalla de Francisco Prieto.

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Si la vida es para Francisco Prieto un campo de batalla, o al menos eso muestra en sus novelas anteriores, Caracoles, La inclinación y Ruedo de incautos, entre otras, y dramas como Salomé o el Amor de Dios y Felonía, ahora este sentimiento alcanza su máxima intensidad en torno a la muerte del padre. El autor explora el campo de batalla que se libra dentro del moribundo y que irrumpe al exterior en el último diálogo con un hijo al mismo tiempo amado y odiado. Las grandes preguntas que se plantean ante la muerte inevitable se debaten en esta novela, acaso, la más intensa de Francisco Prieto.


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Información del autor:

Francisco Prieto (México, 1942), novelista, dramaturgo y ensayista contemporáneo, se ha desempeñado como catedrático en las diferentes universidades del país y del extranjero. Ha publicado diez novelas, cuatro obras dramáticas y numerosos ensayos sobre literatura, filosofía y teoría de la comunicación. 

Inspira muerte de su padre escribir un libro a Francisco Prieto
En tres meses redactó un texto que involucra autobiografía y novela

Redacción EL UNIVERSAL.com.mx
El Universal
Ciudad de México Martes 29 de julio de 2008
16:27 La décima novela de Francisco Prieto se titula "Campo de batalla" y está inspirada en una vivencia familiar, íntima y muy personal, pues "nace de la experiencia de haber llevado una vida conflictiva con mi padre, durante largos y penosos años, hasta el día de su muerte".

En entrevista, el autor del texto con tintes autobiográficos y de novela, comentó que "toda persona que haya tenido una relación conflictiva con su padre, en mayor o menor grado, puede verse identificado con el narrador de esta historia que se desarrolla en la época actual en la Ciudad de México".
La historia gira en torno a la confrontación familiar con el padre próximo a la agonía.
"Decidí hacer una novela y no una biografía, porque el interés debía ser más documental que vivencial. Como novelistas, aposté a lo que pasaba en la mente y el corazón de mi madre y de mis cuatro hermanas", recordó.
Con ello, la pretensión del autor es mantener entretenido al lector con un relato y con un ritmo que el novelista determina. Desde su punto de vista, el lector sentirá "Campo de batalla" como una historia real, "porque sí lo es, al mismo tiempo que se verá atrapado por el interés de una novela", dijo.
Prieto se define cono como un escritor alejado de los consejos, las moralejas, los partidos y las tesis. En ese sentido, se expresa con un asombroso realismo y objetividad para mostrar un hecho en el que no intervino la eutanasia y sí factores sociales, religiosos y de valores morales.
En lugar de llevar mensajes a quien la lee, la novela plantea preguntas existenciales al lector. "La luz al final de esta batalla radica en que un día, mi madre no recibe la llamada nocturna de mi padre, quien llamaba por su evidente miedo a que la muerte llegara de noche", explicó el autor.
A la mañana siguiente, añadió, el hombre dejó de existir. "En ese momento se dio la reconciliación, transitó el camino que se venía construyendo y ya está en paz". La muerte se dio el 11 de noviembre del año pasado y hacia Navidad, el escritor se encerró para escribir "Campo de batalla".
Se trata de la novela que le ha llevado menor tiempo redactar. "Aunque en ocasiones me he tardado años en realizar una novela, en este caso no fueron más de tres semanas", señaló el entrevistado, "y eso tiene su explicación en que los acontecimientos estaban muy frescos en mi mente y sentimientos". Sigue Inspira muerte de su/dos/sentimientos".
Escribir esta novela resultó un hecho afortunado para el autor, porque le sirvió de terapia para superar muchas cosas que guardaba en su interior desde muchos años atrás.
"También significa la pretensión de que esta vivencia puede resultar valiosa para quienes viven o vivieron algo similar", subrayó.
La historia termina con la muerte del padre y, en una mirada hacia atrás, comienza, cuando el hijo está frente a él. "El hijo había mandado una carta al papá, la cual nunca contestó porque se salía por las vertientes de ser muy cariñoso y afectuoso, pero cuando presiente el final, el padre habla", comnetó.
Subrayó que en ese momento, como nunca antes, el hijo siente compasión y cariño por el hombre. "Entonces, la madre organiza una gran comida y por primera vez, se dan un beso de verdad. Antes, en la casa donde cuidaban al señor, el joven había dicho que por fin ambos compartían un secreto", adujo.
En "Campo de batalla" libran una lucha, además, el hijo y el novelista, que es al mismo tiempo Francisco Prieto, sin embargo, "los dos tienen un espacio definido y claro en la trama. El novelista cumple la obligación de hacer una novela con rigor profesional para tocar fibras de los lectores".
Y por su parte, el hijo tuvo la oportunidad de dar a conocer una experiencia que en su momento y casos particulares podrá servir a otras personas, destacó el autor de las novelas "Caracoles", "La inclinación" y Ruedo de incautos".
De acuerdo con el entrevistado, la novela hace pensar y reflexionar en la vejez, en la muerte, en Dios, en la familia, en las dudas y en las certezas de la vida. "Hay muchos planteamientos sobre esos temas que cada lector habrá de despejar, según su formación, valores, educación y creencias".
La novela "Campo de batalla", que ya está a la venta en librerías, será presentada este miércoles en las instalaciones de Editorial Jus, Donceles 66 Centro Histórico, por Silvia Molina, Ignacio Padilla, Juan Lafarga y el autor, con las moderaciones de José María Llovet.

Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/notas/526156.html

Campo de Batalla de Francisco Prieto

Campo de batalla de Francisco Prieto
y el tema de la muerte anticipada
Silvia Molina
A Paco Prieto lo conocí por su voz. Tenía en aquel entonces, no sé si lo sigue teniendo, un programa nocturno de radio. Me hice aficionada a su sapiencia y a su tono de franqueza, de humildad: “Así pienso, pero no tengo la última palabra. Puedo estar equivocado”. La temática de su programa era variada, pero había un eje central: literatura e historia, el cruce de caminos. Luego llegué a verlo en la televisión, en un programa sobre toros a lo que supongo sigue apasionado; porque se veía no sólo su conocimiento sino su emoción. Sobre toros o toreros también llegó a escribir algunos artículos.
Lo conocí a principios de los ochenta, en promexa. Me lo presentó Alberto Ruy Sánchez: había escrito un prólogo, si mal no recuerdo, a varias obras de Rafael Bernal, a quien se conoce por su novela Complot Mongol, la que Paco coloca entre Los cien mejores libros del siglo xx, como se llama su guía de lectura. Un conocedor de Bernal, cosa curiosa y de subrayar porque fuera del libro que vengo de citar, nadie lo lee ya.
         Me unen varias cosas a su persona y su obra aunque el trato cotidiano no se haya dado: primero que nada y lo más personal es que somos disléxicos rescatados por alguien para la vida cotidiana y lo que es mejor, para la literatura; también tenemos en común una época en que la cultura francesa era inevitable, quien no iba al ifal estaba fuera de las conversaciones en las fiestas; y el cine francés e italiano eran nuestro paradigma. [Por cierto, yo iba al ifal en un Juárez Loreto que tomaba frente a un restaurante en Mariano Escobedo llamado Jet. Allí veía casi todas las tardes a una muchacha escribiendo. Admiraba su audacia pues se sentaba sola en una mesa ignorando el entorno, sin levantar la vista del papel. Años más tarde la reconocí: era Elsa Cross, que vivía a unas cuadras.] También tenemos en común la música, y para abreviar, es como si fuéramos de una misma generación, porque me movía entre amigos más grandes que yo, de su edad. Pero a diferencia de Paco, yo no conocí a mi padre. Al contrario, lo busqué hasta creer que había dado con él. Y eso es una de las razones por las que me ha impactado sobremanera Campo de Batalla. ¡Cómo puede llegarse a odiar a un padre! ¡Cómo puede ser un padre tan cruel con los hijos!
Pareciera, como han dicho algunos escritores, que a lo largo de la creación literaria se escribe un solo libro, y cada nuevo no es más que un intento por perfeccionar la obra. Y creo que ése sería el caso de Paco Prieto: sus obsesiones son tan fuertes que surgen en la escritura quizá a pesar de su propia voluntad. En el fondo de sus textos, aunque las historias son totalmente distintas yacen la culpa y la vida eterna. Y es que Francisco Prieto pertenece círculo de los escritores católicos de México: Hugo Hiriart, quien además es converso, Vicente Leñero, Gabriel Said, Javier Sicilia, Ignacio Solares, Ramón Xirau… Quizá más que sus compañeros, Paco destila en su escritura la fe que lo sostiene.
         Si lees a Leñero, por ejemplo, descubres en su obra la metáfora católica oculta entre líneas; si lees a Solares, te topas con los personajes y sus problemáticas religiosas; y si lees a Paco, reconoces sus preocupaciones: la culpa, el perdón, la redención y la vida eterna, por nombrar los más frecuentes, los que brotan con las historias. Y a mí me parece eso algo perspicaz y osado; pero al mismo tiempo tan natural como encontrar las obsesiones de Saul Bellow o de Isaac Bashevis Singer en sus novelas; me refiero a la problemática judía religiosa; aunque no recuerdo haber leído un texto de Graham Green, siendo como lo fue un católico perdido, hundido en la culpa; tampoco podría citar un texto católico de Hiriart. Así de pronto leer a Prieto es encontrarte a alguien para quien la fe está expresada en lo cotidiano, y sobrecoge su búsqueda o el empecinamiento por no perderla.
         Campo de batalla es un relato que versa sobre cómo matar al padre. Y hablo yo también aquí metafóricamente. Como acabar con él y recuperarlo para siempre; cómo perdonar a un ser brutal y orillarlo a encontrar la paz eterna, o desearle una mejor vida.
         Un libro que puede parecer sencillo y lineal porque se lee de corrido, pero que tiene una estructura compleja porque al mismo tiempo entraña el exilio, las relaciones de pareja, la vida filial y la complejidad fraternal. Uno va de España a América, de Cuba a Estados Unidos… Uno lee al hijo, al padre, al abuelo… Y uno encuentra a una familia cuyos miembros andan desperdigados por el mundo y se encuentran, de pronto, a festejar los 90 años del padre o a despedirlo: una narración impecable.
         No quisiera hablar de un libro autobiográfico y sesgar la aproximación del lector hacia ese nivel. Quizá sea un relato o una novela corta, que parte de la experiencia pero que se construye así misma, independiente del autor.
En Campo de batalla el personaje central es el hijo, quien reflexiona sobre un hombre una vez violento ahora vulnerable y arrinconado en una cama de enfermo. La voz que nos cuenta la historia habla desde el fondo de una rabia pulida con el tiempo contra un padre contundente, que siempre lo atemorizó.
         La historia consta de 8 pequeños capítulos, Cinco Jornadas (una doble), La balada de la madre y el final. Y está escrita durante los últimos días del padre que se enfrenta a sí mismo y al otro, por el único hijo varón que para sobrevivir se apartó de la casa paterna, de ese ser que lo humilló y lo atormentó; y quien se pregunta, como se preguntará a su debido tiempo toda la familia si se le debe otorgar al padre la gracia de la muerte anticipada.
         Vale la pena detenerse en eso que el autor ha llamado “La balada de la madre”, una mujer que entregó su vida al esposo, que se negó a sí misma durante años y que reaccionó pasivamente ante la violencia de su marido hacia los hijos.
         Poco a poco descubrimos que la vida no sólo frente a la muerte es esa batalla que Francisco Prieto nos transmite en esta historia descarnada, sin adornos, simple y llanamente brutal. Una lectura que te hace reflexionar sobre las pasiones del ser humano y sobre el perdón. Felicidades Paco y gracias por tu libro, lo disfruté mucho.

Fuente: http://www.silviamolina.com/index.php?option=com_content&view=article&id=310:paco-prieto&catid=36:blog&Itemid=57




 

Una biblioteca en el metro de Nueva York

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Underground New York Public Library, es el nombre de la misma. Creada por dos estudiantes universitarios de la Miami Ad School, ofrece a los pasajeros del metro neoyorquino el acceso a una biblioteca virtual. Los interesados acceden al sistema acercando su teléfono smartphone a un panel situado en los vagones (ver fotografía superior). Utilizando la tecnología Near-Field Communication (NFC), los pasajeros pueden descargar las primeras 10 páginas del libro que escojan. Una vez abandonan el suburbano, un mapa aparece en su teléfono, indicando la sucursal de la New York Public Library más cercana donde pueden tomar prestado ese libro.


 

Fuente: http://historiasdenuevayork.wordpress.com/tag/una-biblioteca-en-el-metro-de-nueva-york/

Recomendacion Editorial Jus: Conjuros

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Nombre del Autor: Felipe Garrido.
Conjuros es una colección de 303 textos, muy breves, que quieren ser cuentos. No semblanzas, viñetas, cartones, aforismos, chistes ni ocurrencias, sino cuentos. Historias de personajes de carne y hueso, de sombra y olvido, que se enfrentan –atribulados, esperanzados, desconcertados- a la maravilla del mundo. Carcomidos por la certeza de la muerte y por la urgencia del deseo, estos personajes son, sin que ellos lo sepan, esos mismos conjuros que necesitan. Este volumen incluye varios de los mejores cuentos de nuestro tiempo. Para leerlo, uno puede abandonarse al azar y seguir una ruta de apariencia caótica. O bien, puede ir por sus páginas en orden. A final de cuentas, el lector verá que el libro es un único conjuro que lleva a cada quien a encontrar lo que cada quien busca.

 Información del autor:

Cuentista, editor, traductor, conferencista, maestro, formador de lectores, Felipe Garrido ha publicado artículos, ensayos, prólogos, medio centenar de libros y otras tantas antologías. Es director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua, director del Programa de Formación de Lectores de la Universidad Veracruzana; maestro en el CEPE, de la UNAM, becario del Sistema Nacional de Creadores.
  
Ciudad de México | Sábado 13 de agosto de 2011 Notimex | El Universal.
Un total de 303 cuentos breves, algunos inéditos y otros reescritos sobre distintos temas, que escribió a lo largo de estos últimos 25 años, conforman el libro ‘Conjuros‘, del polígrafo Felipe Garrido. En entrevista, con motivo de la presentación de la obra literaria, la víspera, Garrido mencionó que su obra se compone de una colección de textos breves o muy breves, que ha tratado que sean cuentos. ‘En el terreno de los relatos breves junto con los cuentos, hay otros géneros que a veces se mezclan, como aforismos, chistes, prosas poéticas y estampas’, dijo el escritor. Añadió que en el caso del libro ha tratado que todos sean realmente cuentos, es decir textos donde por lo menos hay un personaje al que algo le sucede. Explicó que hay temas muy variados, aunque algunas líneas se repiten, de los cuales incluye varias sobre niños, que son personajes que le fascinan, porque están descubriendo el mundo y están indefensos. ‘Otro es sobre santos, que según parecen que no existen, pero que debería de existir; otro más alrededor de las múltiples relaciones entre hombres y mujeres; algunos encuentros y más desencuentros’, señaló Garrido. Dijo también que el tiempo es un tema al que aborda con mucha frecuencia, pues es aquél que a uno se le escapa, pero es el único que uno tiene. Citó como ejemplo que entre los cuentos hay un marinero y un profesor que dialogan. El primero que ha leído mucho y sabe de versos de muchos poetas y el profesor que anda en un pueblo en busca de una sirena. Así como una familia, la de la tía ‘Martucha’, que se reúne a comer los fines de semana y alrededor de la mesa a los miembros de la familia, que cuentan historias, pero también abordan temas filosóficos y del tiempo. Hay otros temas que se repiten a lo largo del libro. ‘Son cuentos escritos a lo largo de 25 años, muchos de ellos, dos terceras partes, han sido publicados en columnas, que están reescritos para el libro que son nuevas versiones y otros son inéditos’, explicó el escritor. Respecto al cuento, Garrido señaló que es un género milenario, vive y es de los más antiguos que ‘conocemos, por lo cual es vivo y cultivado entre nosotros en México y en otros países’. niz Información obtenida en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/785789.html.

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