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Fragmentos: El retrato de Dorian Grey

By : Unknown


" Lord Henry Wotton: No existe aquello llamado buena influencia, señor Gray. Todas las influencias son inmorales-inmorales desde el punto de vista científico. 
 Dorian Gray: Porqué?
Lord Henry Wotton: Porque influenciar a una persona es darle nuestra propia alma. Esta no tendrá sus propios pensamientos, y se incendiará con sus propias pasiones. Sus virtudes no serán reales, sus pecados, si existen los pecados, serán prestados. Se convierte en el eco de la música de otro, el actor de una parte que no ha sido escrita para él. El objetivo de la vida es el desarrollo de su propio yo. Encontrar su naturaleza apropiada, es esto por lo que cada uno de nosotros estamos aquí. El mundo tiene miedo de sí mismo, se han olvidado de la mayor de todas las obligaciones, la propia. Claro que son caritativos, alimentan al hambriento, y visten a los mendigos. Pero su propio ser está famélico y desnudo. La valentía huyó de nuestra raza. Tal vez nunca la tuvimos. El terror a la sociedad, que es la base de la moral, el terror a Dios, que es el secreto de la religión, estas son las dos cosas que nos gobiernan. Y sin embargo... Sin embargo, creo que si un hombre viviera su vida completamente y hasta el límite, si le diera forma a cada sentimiento, expresión a cada pensamiento, realidad a cada sueño. El mundo alcanzaría un impulso tan fresco de alegría que olvidaríamos lo malo de la mediocridad, y regresaríamos a la época helénica ideal, a algo más dulce, más rico, que el ideal helénico. Pero hasta el hombre más valiente tiene miedo de sí mismo...Se ha dicho que los mayores acontecimientos del mundo suceden en nuestro cerebro. Es en el cerebro, y sólo en él, donde los grandes pecados del mundo suceden. Usted señor Gray, usted mismo, con su sonrosada juventud y blanca adolescencia, ha tenido pasiones que le asustaron, pensamientos que le llenaron de terror, sueños estando despierto y dormido cuyos recuerdos podrían manchar sus mejillas de vergüenza.
(...)
Se frotó los ojos, y se acercó al cuadro y lo examinó de nuevo. No había señales de cambio alguno cuando miró la pintura, y sin embargo no quedaba duda que la expresión se había alterado. No era sólo su propia impresión. Era horriblemente obvio. Se lanzó sobre la silla, y empezó a pensar. De repente pasó por su mente lo que había dicho en el estudio de Basil Hallward el día que el cuadro fue terminado. Lo recordaba perfectamente. Pronunció un deseo enfermizo de que él pudiera permanecer joven, y que el cuadro envejeciera; que su hermosura permaneciera inalterada, y que su rostro en la tela soportara la carga de sus pasiones y pecados; que la imagen pintada se marchitara con las líneas del sufrimiento y el pensamiento, y que él mantuviera la flor y el encanto casi consciente de su adolescencia. Con seguridad su deseo no se había cumplido? Esas cosas son imposibles. Era monstruoso sólo pensar en aquello. Y sin embargo, ahí estaba el cuadro frente a él, con un toque de crueldad en la boca.
"


Oscar Wilde
El retrato de Dorian Gray (fragmento)

Clásicos imperdibles: El ruiseñor y la Rosa, de Oscar Wilde

By : Unknown


-Dijo que bailaría conmigo si le llevaba una rosa roja -se lamentaba el joven estudiante-, pero no hay una solo rosa roja en todo mi jardín. 

Desde su nido de la encina, oyóle el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado.
-¡No hay ni una rosa roja en todo mi jardín! -gritaba el estudiante.
Y sus bellos ojos se llenaron de llanto.
-¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja.
-He aquí, por fin, el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noches, aún sin conocerlo; todas las noches les cuento su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión lo ha puesto pálido como el marfil y el dolor ha sellado su frente.
-El príncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el joven estudiante-, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos, reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Por lo tanto, tendré que estar solo y no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y se destrozará mi corazón.
-He aquí el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí es pena para él. Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro.
-Los músicos estarán en su estrado -decía el joven estudiante-. Tocarán sus instrumentos de cuerda y mi adorada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que su pie no tocará el suelo, y los cortesanos con sus alegres atavíos la rodearán solícitos; pero conmigo no bailará, porque no tengo rosas rojas que darle.
Y dejándose caer en el césped, se cubría la cara con las manos y lloraba.
-¿Por qué llora? -preguntó la lagartija verde, correteando cerca de él, con la cola levantada.
-Si, ¿por qué? -decía una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol.
-Eso digo yo, ¿por qué? -murmuró una margarita a su vecina, con una vocecilla tenue.
-Llora por una rosa roja.
-¿Por una rosa roja? ¡Qué tontería!
Y la lagartija, que era algo cínica, se echo a reír con todas sus ganas.
Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor.
De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo.
Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra atravesó el jardín.
En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verle, voló hacia él y se posó sobre una ramita.
-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el rosal meneó la cabeza.
-Mis rosas son blancas -contestó-, blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña. Ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol y quizá el te dé lo que quieres.
Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía entorno del viejo reloj de sol.
-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el rosal meneó la cabeza.
-Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz. Ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante, y quizá el te dé lo que quieres.
Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante.
-Dame una rosa roja -le gritó-, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el arbusto meneó la cabeza.
-Mis rosas son rojas -respondió-, tan rojas como las patas de las palomas, más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré más rosas este año.
-No necesito más que una rosa roja -gritó el ruiseñor-, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga?
-Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.
-Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso.
-Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía.
-La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque verdeante y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?
Entonces desplegó sus alas obscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el jardín como una sombra y como una sombra cruzó el bosque.
El joven estudiante permanecía tendido sobre el césped allí donde el ruiseñor lo dejó y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos.
-Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso.
El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros.
Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas.
-Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas!
Entonces el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que ríe en una fuente argentina.
Al terminar la canción, el estudiante se levantó, sacando al mismo tiempo su cuaderno de notas y su lápiz.
"El ruiseñor -se decía paseándose por la alameda-, el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!"
Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada.
Al poco rato se quedo dormido.
Y cuando la luna brillaba en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas.
Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando toda la noche.
Cantó durante toda la noche, y las espinas penetraron cada vez más en su pecho, y la sangre de su vida fluía de su pecho.
Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y de una muchacha, y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, canción tras canción.
Primero era pálida como la bruma que flota sobre el río, pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora.
La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía la sombra de una rosa en un espejo de plata, la sombra de la rosa en un lago.
Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.
-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.
Entonces el ruiseñor se apretó más contra las espinas y su canto fluyó más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una virgen.
Y un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, lo mismo que enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida.
Pero las espinas no habían llegado aún al corazón del ruiseñor; por eso el corazón de la rosa seguía blanco: porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa.
Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.
-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.
Entonces el ruiseñor se apretó aún más contra las espinas, y las espinas tocaron su corazón y él sintió en su interior un cruel tormento de dolor.
Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no termina en la tumba.
Y la rosa maravillosa enrojeció como las rosas de Bengala. Purpúreo era el color de los pétalos y purpúreo como un rubí era su corazón.
Pero la voz del ruiseñor desfalleció. Sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos.
Su canto se fue debilitando cada vez más. Sintió que algo se le ahogaba en la garganta.
Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo.
La rosa roja le oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío del alba.
El eco le condujo hacia su caverna purpúrea de las colinas, despertando de sus sueños a los rebaños dormidos.
El canto flotó entre los cañaverales del río, que llevaron su mensaje al mar.
-Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa.
Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas.
A medio día el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera.
-¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja! No he visto rosa semejante en toda vida. Es tan bella que estoy seguro de que debe tener en latín un nombre muy enrevesado.
E inclinándose, la cogió.
Inmediatamente se puso el sombrero y corrió a casa del profesor, llevando en su mano la rosa.
La hija del profesor estaba sentada a la puerta. Devanaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies.
-Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja -le dijo el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos, ella te dirá cuanto te quiero.
Pero la joven frunció las cejas.
-Temo que esta rosa no armonice bien con mi vestido -respondió-. Además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y ya se sabe que las joyas cuestan más que las flores.
-¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera.
Y tiró la rosa al arroyo.
Un pesado carro la aplastó.
-¡Ingrato! -dijo la joven-. Te diré que te portas como un grosero; y después de todo, ¿qué eres? Un simple estudiante. ¡Bah! No creo que puedas tener nunca hebillas de plata en los zapatos como las del sobrino del chambelán.
Y levantándose de su silla, se metió en su casa.
"¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica."
Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.

Citas, aforismos y frases: Oscar Wilde

By : Unknown


"Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más." 

"Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor."

 "Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti." 

"Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida."

 "La gente enseña para disimular su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas."

 "La moralidad es simplemente una actitud que adoptamos hacia las personas que personalmente no nos gustan." 

"Las preguntas no son indiscretas, mas a veces sí lo son las respuestas."

 "Muchas veces, cuando creemos estar realizando una experiencia sobre los demás, la estamos verificando sobre nosotros mismos."

 "No hay cosa que más se parezca a la inconsciencia que la indiscreción." 

 "Para la mayoría de nosotros, la vida verdadera es la vida que no llevamos."

Biografias: Oscar Wilde

By : Unknown


Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde3 (Dublín, Irlanda,3 entonces perteneciente al Reino Unido,1 16 de octubre de 1854 - París, Francia, 30 de noviembre de 1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés. 
Wilde es considerado uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su gran y aguzado ingenio. Hoy en día, es recordado por sus epigramas, obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su temprana muerte.
Hijo de exitosos intelectuales de Dublín, mostró su inteligencia desde edad temprana al adquirir fluidez en el francés y el alemán. En Oxford estudió en el curso de clásicos, llamado Greats;n. 2 dio pruebas de ser un prominente clasicista, primero en Dublín y luego en Oxford;5 guiado por dos de sus tutores, Walter Pater y John Ruskin, se dio a conocer por su implicación en la creciente filosofía del esteticismo. También exploró profundamente el catolicismo −religión a la que se convirtió en su lecho de muerte−.6 Tras su paso por la universidad se trasladó a Londres, donde se movió en los círculos culturales y sociales de moda.7
Como un portavoz del esteticismo realizó varias actividades literarias; publicó un libro de poemas, dio conferencias en Estados Unidos y Canadásobre el Renacimiento inglés8 y después regresó a Londres, donde trabajó prolíficamente como periodista.9 Conocido por su ingenio mordaz, su vestir extravagante y su brillante conversación, Wilde se convirtió en una de las mayores personalidades de su tiempo.
En la década de 1890 refinó sus ideas sobre la supremacía del arte en una serie de diálogos y ensayos; e incorporó temas de decadencia, duplicidad y belleza en su única novela, El retrato de Dorian Gray. La oportunidad para desarrollar con precisión detalles estéticos y combinarlos con temas sociales le indujo a escribir teatro. En París, escribió Salomé en francés, pero su representación fue prohibida debido a que en la obra aparecían personajes bíblicos.10 n. 3 n. 4 Imperturbable, produjo cuatro comedias de sociedad a principios de la década de 1890, convirtiéndose en uno de los más exitosos dramaturgos del Londres victoriano tardío.
En el apogeo de su fama y éxito, mientras su obra maestra, La importancia de llamarse Ernesto, seguía representándose en el escenario, Wilde demandó al padre de su amante por difamación. Después de una serie de juicios fue declarado culpable de indecencia grave y encarcelado por dos años, obligado a realizar trabajos forzados. En prisión, escribió De Profundis,n. 5 una larga carta que describe el viaje espiritual que experimentó luego de sus juicios, un contrapunto oscuro a su anterior filosofía hedonista.13 Tras su liberación partió inmediatamente a Francia,n. 6donde escribió su última obra, La balada de la cárcel de Reading, un poema en conmemoración a los duros ritmos de la vida carcelaria.14 Murió indigente en París, a la edad de cuarenta y seis años.15

Fue educado en casa hasta los nueve años, demostrando una inteligencia notable y una particular facilidad para el francés y el alemán. Con 10 años (1864) ingresó en la Port Royal School de Enniskillen (Irlanda)17 y estudió allí hasta los diecisiete (1871). Durante su estancia allí murió su hermana Isola, que inspiró su poema Requiescat.18
El 19 de octubre de 1871 ingresó en el Trinity College (Dublín),4 donde estudió Clásicos durante los siguientes tres años.19
«Sus habitaciones en Trinity daban al norte de una de las plazas más viejas de Dublín, conocida con el nombre de Botany Bay. Estas habitaciones eran excesivamente lúgubres y mal cuidadas. [...] Su vida en Trinity fue esencialmente de estudio; además de prepararse para los exámenes de humanidades, devoraba ávidamente lo mejor de la literatura inglesa. Era admirador entusiasta de Swinburne, cuyos poemas leía constantemente. Las obras sobre los autores griegos de John Addington Symonds tampoco se le caían de las manos. Mientras estuvo en Trinity jamás se le oyó opinar sobre cuestiones sociales, religiosas o políticas; las letras absorbían por completo su actividad. Cuando Oscar vino a Trinity, fue un alumno excelente durante el primer año; el número uno en clásicos; pero no quedó igualmente bien en los exámenes minuciosos del segundo año para la beca de clásicos, obteniendo solamente el quinto puesto; lo que ya pudo ser considerado como un verdadero triunfo, pues, aunque de primera en una prueba corta, no cabía duda que no estaba hecho para la lucha sostenida.» 4
Fue allí donde estudió junto a R. Y. Tyrell, Arthur Palmer o Edward Dowden. Y fue allí donde conoció al que sería su tutor: J. P. Mahaffy, quién inspiró su interés por la literatura griega. Trabajó con él en La vida social en Grecia20 y tres años más tarde, gracias a su trabajo sobre los poetas griegos, ganó la medalla de oro Berkeley: el mayor premio para los estudiantes de clásicos de ese colegio.4 n. 7 21
Gracias a una beca de 95 £ anuales,4 n. 8 el 17 de octubre de 1874 ingresó en el Magdalen College, de Oxford, donde continuó sus estudios hasta 1878. Así como había tenido más éxito en Trinity que en Portora, Wilde estaba destinado a tenerlo mucho mayor en Oxford que en Dublín. Había tenido la ventaja de ir a Oxford un poco más tarde de lo que suelen ir los demás, a los veinte en vez de los dieciocho. Fue colocado en la primera clase de Moderationsn. 9 en 1876.4 Durante su estancia en este colegio falleció su padre,22 el 19 de abril de 1876.n. 1024 Su poema Ravenna le permitió adjudicarse el «Oxford Newdigate Prize» en junio de 1878.25 Finalmente, en noviembre de 1878 obtuvo el título de Bachelor of Arts,22 graduándose con la mayor nota posible. Wilde permaneció en Oxford desde finales de 1874 hasta el verano de 1878,22 período en el cual logró convertirse en una personalidad bastante conocida dentro del ámbito universitario.
Tiempo después habló de Mahaffy como su «primer y mejor profesor», aparte de declarar que le enseñó «cómo amar las cosas griegas».26 Por su parte, Mahaffy se jactó de haber creado la personalidad que tuvo Wilde; tiempo después, le llamó «la única mancha de mi tutela».27

Debut en la sociedad

Desde su entrada en el Trinity College publicó sus poemas en revistas, especialmente en Kottabos y en la Dublin University Magazine. A mediados de 1881, a los 27 años de edad, reunió, revisó y expandió sus trabajos poéticos en su primer libro: Poemas.28 n. 11 n. 12 El libro fue generalmente bien recibido y en su primera impresión vendió 750 copias, tras lo cual se publicaron mayores impresiones en 1882. «Oscar había puesto enormes esperanzas en este libro.23 Hasta el final mismo de su vida se creyó un poeta; las esperanzas que Oscar fundaba en su libro eran extravagantes, pues no sólo esperaba hacerse una gran reputación con él, sino ganar de añadidura mucho dinero.»23 El libro tuvo un éxito extraordinario; cuatro ediciones fueron vendidas en unas cuantas semanas.23
Reina Henrietta Maria
En la tienda solitaria, aguardando la victoria
está ella en pie, empañados los ojos por la bruma del dolor,
semejante a un pálido lirio empapado por la lluvia:
el resonar clamoroso de las armas, el cielo ensangrentado,
el estrago de la guerra y los destrozos de la caballería
a su alma orgullosa no pueden traer vulgar temor alguno:
valientemente se demora, aguardando a su Señor el Rey
inflamada el alma de apasionado éxtasis.
¡Oh cabellos de oro! ¡Oh labios purpurinos! ¡Oh rostro
hecho para la seducción y el amor del hombre!
Contigo olvido el esfuerzo y la violencia
el camino sin amor que no conoce lugar de descanso,
el pulso contraído del tiempo, el tremendo cansancio del alma
mi libertad y mi vida republicana.23

[editar]Familia

Constance Lloyd, esposa de Wilde, y Cyril, su hijo.
Después de graduarse en el Magdalen College, Oscar Wilde regresó a Dublín, donde conoció y se enamoró de Florence Balcombe. Ella, por su parte, inició una relación con Bram Stoker, con quien se casó en 1878.29 Percatándose del enlace, Wilde le anunció su intención de abandonar Irlanda de forma permanente. Finalmente, abandonó el país en 1878 y solo regresaría a él en dos ocasiones y por motivos de trabajo.30 Los siguientes seis años los pasó en Londres, París y en los Estados Unidos, a donde viajó para impartir conferencias.
En Londres conoció a Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd, consejero de la reina. Durante una visita de Constance a Dublín en la que ambos coincidieron (pues Oscar ofrecía una conferencia en el Teatro Gaiety), Wilde aprovechó la ocasión para pedirle matrimonio. Finalmente, se casaron el29 de mayo de 1884 en Paddington, Londres.31 Las 250 libras de dote de Constance permitieron que la pareja viviera en un lujo relativo. Tuvieron dos hijos: Cyril, que nació en junio de 1885,9 y Vyvyan, nacido en noviembre de 1886.9 Se separaron a consecuencia del escándalo por el proceso de Wilde. Tras el encarcelamiento de Wilde, Constance cambió su apellido y el de sus hijos a Holland para desvincularse del escándalo, aunque nunca se divorció de Wilde, quien también fue obligado a renunciar a la patria potestad de sus hijos.32

[editar]Esteticismo

Oscar Wilde reclinado con su libro Poemas; por Napoleon Sarony en Nueva York (1882).
Wilde recibió una profunda influencia de los escritores John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia central del arte en la vida. El propio Wilde reflexionó sobre este punto de vista cuando en El retrato de Dorian Gray escribió que «Todo arte es más bien inútil» («All art is quite useless»).33 De hecho, esta cita refleja el apoyo de Wilde al principio básico del movimiento estético: el arte por el arte. Esta doctrina fue acuñada por el filósofoVíctor Cousin, promovida por Théophile Gautier y adquirió prominencia con James McNeill Whistler.n. 13
El movimiento estético o esteticismo, representado entre otros por Walter Pater, William Morris, Dante Gabriel Rossetti y Stéphane Mallarmé, tuvo una influencia permanente en las artes decorativas inglesas. Wilde, uno de sus principales representantes en Gran Bretaña, llegó a ser una de las personalidades más prominentes de su época. Aunque sus iguales en ocasiones lo tildaban de ridículo,34sus paradojas y sus dichos ingeniosos y agudos eran citados por todas partes.
Ya desde su período en el Magdalen College, Wilde adquirió renombre especialmente por el papel que desempeñó en los movimientos estético y decadente. Comenzó a llevar el pelo largo y a desdeñar abiertamente los deportes llamados «masculinos».22 Asimismo, comenzó a decorar sus cuartos en el College con plumas de pavo real, lilas, girasoles, porcelana erótica y otros objetos de arte.22 Su comportamiento excéntrico frente a la norma masculina le costó que lo zambulleran en el río Cherwell además de que le destrozaran sus cuartos (que todavía sobreviven como salas de alojamiento de estudiantes en el College); sin embargo, este culto se propagó entre ciertos segmentos de la sociedad hasta un punto tal que las actitudes lánguidas, las vestimentas exageradas y el esteticismo en general se convirtieron en una pose reconocida.
Una caricatura de Wasp representando a Wilde, en ocasión de su visita a San Francisco en 1882.
El esteticismo en general fue caricaturizado en la opereta Patience (1881), de Gilbert y Sullivan. Patience tuvo tal éxito en Nueva York que al empresario Richard D'Oyly Carte se le ocurrió la idea de enviar a Wilde a los Estados Unidos a dar un ciclo de conferencias.35 La gira se organizó cuidadosamente, produciéndose la llegada de Wilde en enero de 1882. La primera conferencia que pronunció, «The English Renaissance» (El renacimiento inglés) tuvo lugar el 9 de enero de 1882, en el Chickering Hall, de Nueva York.35 n. 14 The Nation publicó una reseña imparcial y sagaz de dicha primera conferencia, en la que se lee: «Mr. Wilde es, esencialmente, un producto extranjero y difícilmente podrá tener éxito en este país. Lo que tiene que decir no es nada nuevo, ni es su extravagancia lo bastante extravagante para divertir al público norteamericano habitual. Sus pantalones cortos y su larga melena no están mal en sí mismos; pero, realmente, Bunthorne ha echado a perder el público para Wilde.»8 La gira se realizó, además, en Filadelfia, Boston y otras ciudades del este y oeste de los Estados Unidos, hasta extenderse a Canadá.35
Wilde afirmó tiempo después que había dicho en la aduana «No tengo nada que declarar sino mi genio» («I have nothing to declare except my genius»), aunque no existen más pruebas de la época (además de la propia afirmación de Wilde) de que dicha declaración se produjese. D'Oyly Carte se sirvió de esta gira de conferencias de Wilde para preparar la gira de Patience por los Estados Unidos, asegurándose de que el público que compraría las entradas estuviera al tanto de la personalidad de este personaje británico.35 De regreso en Gran Bretaña, trabajó como revisor para la Pall Mall Gazettede 1887 a 1889.9 Después de este período, se convirtió en el editor de Woman's World (Mundo femenino).36
En el plano político, Wilde apoyaba un tipo de anarquismo filosófico,37 exponiendo sus ideas en el texto El alma del hombre bajo el socialismo.
«A veces la gente se pregunta bajo qué tipo de gobierno viviría mejor el artista, y sólo hay una respuesta: en ninguno.»
Oscar Wilde38

[editar]Envuelto en un escándalo

Nota que le dejó el marqués de Queensberry a Oscar Wilde.
Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas.
En 1895 y cuando se encontraba en la cima de su carrera, el poeta sin duda escandalizó a la clase media británica del momento. 39 n. 15
Oscar Wilde era amigo de lord Alfred Douglas y el padre de éste sospechaba que ambos mantenían un affair. Por ello decidió enviarle una carta a Wilde
For Oscar Wilde posing as a sodomite
John Sholto Douglas, noveno marqués de Queensberry
Es decir, «para Oscar Wilde, aquel que presume de sodomita».41
Wilde, animado por su amigo e hijo del denunciante, le denunció a su vez por calumnias y esgrimiendo la amoralidad del arte como defensa. 42
Proceso de Oscar Wilde
(The Illustrated Police News, 1895)
Finalmente, el noveno marqués de Queensberry quedó libre y Wilde se enfrentó a un segundo juicio enmayo de 1895, en el que se le acusó de sodomía y de grave incidencia, y por el que fue condenado a dos años de trabajos forzados. Esta sentencia ejemplificante tuvo mucha repercusión y propició un recrudecimiento de la intolerancia sexual no sólo en Gran Bretaña, sino también en Europa: muchos artistas homosexuales sufrieron represalias y algunos (como en Alemania el pintor alemán Paul Höcker y otros más) debieron emigrar fuera de su país.43
Durante su estancia en la cárcel, Wilde escribió la extensa carta dirigida a lord Alfred Douglas que lleva por título De profundis (1897) y el poema La Balada de la cárcel de Reading.
Desengañado con la sociedad inglesa y arruinado material y espiritualmente, abandonó definitivamente la prisión en mayo de 1897. n. 16 13
—¿Ha comprendido usted bien qué cosa tan admirable es la piedad? Por mi parte, doy gracias a Dios todas las noches —sí, de rodillas doy gracias a Dios— por habérmela hecho conocer. Yo entré a la prisión con un corazón de piedra y pensando tan sólo en mi placer; pero, ahora mi corazón se ha roto... y la piedad ha entrado en él. Ya sé que la cosa más grande y más hermosa del mundo es la piedad. Y he aquí por qué no puedo guardar rencor a quienes me condenaron, ni a nadie; pues sin ellos yo no habría conocido todo esto.13
Oscar Wilde en conversación con Frank Harris
Retomó la amistad con Douglas y se reunieron en agosto de1897 en Ruan. Y, como no, la reunión fue desaprobada por los familiares y amigos de ambos. Es más, la mujer de Wilde, Constance, rehusó volver a encontrarse con él y le prohibió ver a sus hijos, aunque le siguió mandando dinero y nunca se divorciaron.3 El señor Sherard ha contado en su libron. 17 cómo él trabajó para la primera reconciliación de Oscar con su mujer, y cómo inmediatamente recibió una carta de Lord Alfred Douglas amenazándole con matarle como a un perro si, por culpa suya, llegaba a perder la amistad de Wilde.13 Wilde y Douglas vivieron juntos unos meses al final de 1897, cerca de Nápoles,15 n. 18n. 19 hasta que la amenaza de sus respectivas familias de cortarles los fondos terminó por separarles.45 Wilde pasó el resto de su vida en París, en donde vivió bajo el nombre falso de Sebastián Melmoth.46 n. 20 Allí y de la mano de un sacerdote irlandés de la Iglesia de San José, se habría convertido al catolicismo, fe en la que supuestamente murió.6

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Oscar_Wilde
 


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