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Fragmentos: Adan Buenosayres

By : Unknown

Con los ojos puestos en el Cristo de la Mano Rota, guarda silencio Adán, esperando un signo inteligible, un solo eco de sus voces, la sombra de una comunicación. 

Pero no advierte señal alguna, como no sea el frío estelar que parece llover desde lo alto sobre su agonía. Entonces comienza en él un relajamiento más doloroso que la tensión. Adán ignora que mil ojos invisibles están llorando por él en las alturas, y que los de la espada, en torno suyo, han comenzado a mirarse y a sonreírse, como si desde la eternidad poseyeran un secreto inviolable. Y Adán intenta el último llamado:

—Señor, ¡no puedo más conmigo! Estoy cansado hasta la muerte. Yo...



Las campanas del cielo han comenzado a redoblar, y redoblan a fiesta. Voces triunfales estallan en los nueve coros de arriba; porque vale más el alma de un hombre que toda la creación visible, y porque un alma está peleando bien junto a la reja de San Bernardo. Pero Adán Buenosayres no las oye, y es bueno que no las oiga todavía: con sus ojos puestos en el Cristo de la Mano Rota, vuelve a esperar el anuncio de Alguien que tal vez lo haya escuchado. Y otra vez le contestan el silencio que mana del cosmos, el silbo de las palmeras aventadas y el canturreo de la lluvia. Su voluntad se quiebra entonces: desciende su mirada, gira él sobre sus talones y permanece allí como anonadado, frente al círculo de luz que un farol proyecta en los adoquines de la calle. Un perrito negro anda por allí, sentándose acá y allá sobre sus patas traseras, gimiendo y olfateando lugares, en el tormento de una deposición trabajosa; y Adán Buenosayres, muerto para sí mismo, sigue ahora con ojos todavía mojados las alternativas de aquel pequeño drama.



El cuzco negro se ha perdido en la noche. Adán cruza la calle Warnes y se interna en la de Mont-Egmont: a la crisis de su alma sucede ahora un gran silencio interior que nace del mutismo en que han entrado su memoria, su entendimiento y su voluntad. Pero, ¿qué figura es aquella que duerme tendida en el umbral de su casa?



—Un linyera —se responde Adán— Un pobre linyera que ha dado con sus huesos en Buenos Aires y se tumba donde lo agarra la noche.



Llaves en mano, Adán considera ese montón de trapos y envoltorios que se arrebuja en el umbral. Pero aquel hombre o no dormía o ha despertado, porque ahora se pone de pie y aguarda mansamente, como si el de aguardar fuera su gesto ineluctable. A la luz del farol esquinero, Adán contempla un rostro de barbas cobrizas y dos ojos entre consternados y alegres.



—¿Qué hace aquí? —le interroga.



—Espero.



—¿A quién?



El hombre de la noche ha sonreído.



—¡Qué sé yo! A todos.



Abriendo la puerta de calle, Adán piensa en el colchón que le sobra, en el escándalo que le armará doña Francisca no bien lo sepa y en el júbilo rencoroso de Irma.



—Entre —le dice al linyera, que ya recoge sus trastos.



Sin decir palabra, el hombre de la noche ha obedecido; y Adán lo ayuda en la tarea de cargar los atados roñosos que forman su equipaje. Luego, en plena oscuridad, sube hasta la puerta cancel y hace girar el llavín de la luz. Pero, al volverse, descubre que su hombre ha desaparecido. Baja corriendo la escalera, sale a la calle y escudriña en todos los rumbos: nada.



—Un pobre linyera —se repite Adán Buenosayres— Claro, ha preferido su libre intemperie.



Cierra la puerta de calle, sube a su cuarto, y no enciende la luz, temeroso de que sus objetos íntimos le salten a la vista y lo despojen del vacío absoluto en que ahora descansa. Se desviste en la sombra y extiende su cuerpo dolorido en el camaranchón que rechina: el sueño desciende a él como una gran recompensa.



Adán sueña que avanza con una legión de guerreros anacrónicamente armados, entre los cuales, y a golpes de rebenque, anda, se tambalea, cae de rodillas y vuelve a incorporarse un hombre que lleva una cruz. Y, ¡cosa extraña!, en aquel hombre azotado reconoce al linyera del umbral; pero en sus barbas cobrizas hay sangre ahora, y sucios lagrimones gotean de sus ojos entre consternados y alegres. Lo más curioso de aquel sueño es que la víctima y los verdugos están cruzando una ribera semejante a la de Olivos o el Tigre, bajo un sol torrencial que se exalta en el brillo metálico de las abejas y en el subido color de las mariposas. Una multitud festiva discurre por allí, sin inmutarse al paso del cortejo (¿es que no lo ven?), indiferentes al chasquido de la fusta (¿es que no lo oyen?). Machos y hembras bailan aquí, al son de un fonógrafo portátil que se desgañita en el suelo; allá, hombres y mujeres panzudos vigilan sus asados, abren latas de conservas y arrojan papeles grasientos; los chiquilines, aullando como fieras, cazan mariposas a golpes de toalla o apalean flaquísimos caballos de alquiler; parejas furtivas, tras un ojeo circular, se pierden con astucia en los cañaverales; viejos borrachos se insultan con lengua estropajosa, cambian golpes lentos y se desploman al fin vomitando a chorros; más allá, caras brutales, en círculo, se asoman a un reñidero donde gallos rojos de sangre batallan a espolonazos. Y Adán vuelve sus ojos al hombre de la cruz, y su ánimo se conturba en sueños ante la ceguera de aquel gentío: quiere gritarles, pero ningún sonido brota de su garganta. Observa entonces a los guerreros que marchan a su lado, y el terror lo invade, porque todas y cada una de aquellas fisonomías parecen símbolos: esta cara de tinte amarillento, con bolsas azules debajo de los ojos, es el mismo semblante de la Lujuria; en esa otra de nariz encorvada, filoso mentón y ojitos de clavo se nombra la Avaricia; allí están la Pereza de ojos lagañosos, la Cólera de apretadas mandíbulas, la Gula de doble papada y la Envidia royéndose los pulgares. Llorando de pavor, Adán tantea sus propias facciones, y en ellas descubre los mismos rasgos odiosos, mientras el cortejo se abre camino en la multitud ciega y el hombre azotado cae y se levanta.



Una gran quietud reina en el cuarto. El silencio sería total ahora sin el susurro de la lluvia y el rechinar del camaranchón bajo Adán Buenosayres que se agita en sueños. Presencias torvas retroceden: huyen vencidas y como a regañadientes hacia los cuatro ángulos del recinto. De pie junto a la cabecera, Alguien ha bajado sus armas; y apoyado en ellas vigila eternamente.

Leopoldo Marechal



Gentileza de la Fundación Leopoldo Marechal
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Leopoldo Marechal: Los puntos fundamentales de mi vida

By : Unknown


1. Nací en la Capital Federal y en su barrio de Almagro, el 11 de junio de 1900. El hecho de que algunos me crean natural de la provincia de Buenos Aires responde a la circunstancia de que, durante mi niñez y mi adolescencia, pasé largas temporadas en la llanura de Maipú, con parientes ganaderos. Allí me inicié en el conocimiento de las ontologías del sur (hombres y cosas) que con tanta frecuencia aparecen en mi obra literaria. 
2. Aprendí a leer y a escribir en un colegio francés particular. Todos mis estudios regulares los hice luego en la Escuela Normal de Profesores de la Capital, donde obtuve los títulos que me habilitaron para la docencia.
3. Mi personalidad intelectual, alentada por una vocación muy temprana, se formó en la lectura y en los ejercicios de taller literario. En tal sentido, me considero un "autodidacto", vale decir, un hombre que busca en los libros, en las cosas y en la meditación una respuesta vital a sus problemas interiores, y que además busca y perfecciona los "medios expresivos" que han de servirle para traducir "ad extra" ese trabajo interior.
4. En realidad, fui un francotirador literario de Villa Crespo, hasta que me llamaron a colaborar en la revista Proa, dirigida por Güiraldes, Borges y creo que Rojas Paz. Casi enseguida me enrolé en el grupo que decidió imprimir a la revista Martín Fierro un ritmo verdaderamente revolucionario, que no tuvo en su primera época. Cierta noche, y como por arte de magia, nos reunimos con tal objeto, en la casa de Evar Méndez, Güiraldes, Macedonio Fernández, el pintor uruguayo Pedro Figari, Girondo, Bernárdez, Borges, Xul Solar, entre muchos otros que no recuerdo ahora. De aquella velada nació Martín Fierro propiamente revolucionario, que se proponía, en general, "entrar por la ventana", en una literatura que nos cerraba la puerta, en particular, defender a Pettoruti y a Xul, que acababan de exponer sus cuadros ante la rechifla del pasatismo local.
5. Creo que un poeta lo es verdaderamente cuando se hace la "voz de su pueblo", es decir, cuando lo expresa en su esencialidad, cuando dice por los que no saben decir y canta por los que no saben cantar. Todo ello lo hace el poeta en una función "unitiva" que yo concreté así en mi "Arte Poética": "El Poeta, el Oyente y la Canción forman una unidad por el sonido".
6. Al escribir mi Adán Buenosayres no entendí salirme de la poesía. Desde muy temprano, y basándome en la Poética de Aristóteles, me pareció que todos los géneros literarios eran y deben ser géneros de la poesía, tanto en lo épico, lo dramático y lo lírico. Para mí, la clasificación aristotélica seguía vigente, y si el curso de los siglos había dado fin a ciertas especies literarias, no lo había hecho sin crear 'sucedáneos' de las mismas. Entonces fue cuando me pareció que la novela, género relativamente moderno, no podía ser otra cosa que el 'sucedáneo legítimo' de la antigua epopeya. Con tal intención escribí Adán Buenosayres y lo ajusté a las normas que Aristóteles ha dado al género épico.
7. Adán Buenosayres quiere ser una epopeya de la vida contemporánea, que ya no se puede escribir en hexámetros griegos.
8. Suele llamarse "novela clave" a la que pinta en sus héroes a ciertos personajes de la vida real cuya identificación sería la clave buscada. Me parece un concepto pueril. Las verdaderas claves de una obra son las que arrojan luz sobre su estructura física y metafísica. En tal sentido, y siempre fiel a la epopeya clásica, mi novela es la expresión figurada o simbólica de una "realización espiritual", efectuada por su protagonista según el "simbolismo del viaje" como sucede en la Odisea y en la Eneida. Lo que Adán Buenosayres efectúa es una "realización crística" en dos movimientos: uno de expansión o centrífugo, y otro de concentración o centrípeto. La Itaca material del Héroe no es otra que su cuarto de la calle Monte Egmont; su Itaca espiritual es el Cristo de la Mano Rota que lo pescó y lo retiene desde el pórtico de San Bernardo, en Villa Crespo. Además, la novela desarrolla un Arte Poética (en el banquete de la glorieta Ciro), una Filosofía de Amor (en el Cuaderno de Tapas Azules) y una Política (en la subversión en cadena de las cuatro clases sociales que describo al finalizar el Infierno de la Violencia). Todo esto es más importante que decir si tal personajes es Fulano y tal otro Mengano.
9. Desde hace años, me dedico, más que a leer, a releer, sobre todo las Sagradas Escrituras y los clásicos. Por eso, mi información acerca de la literatura europea "se plantó" en los existencialistas franceses e italianos. Lo mismo digo en lo que atañe a la literatura nacional.
10. El hombre de letras es un manifestador de su pueblo y de las virtualidades de su raza.
11. Creo que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad y crecimiento, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las nuevas generaciones.
12. Desde hace algunos años oigo hablar de los escritores "comprometidos" y "no comprometidos". A mi entender, es una clasificación falsa. Todo escritor, por el hecho de serlo, ya está comprometido: o comprometido en una religión, o comprometido en una ideología político-social, o comprometido en una traición a su pueblo, o comprometido en una indiferencia o sonambulismo individual, culpable o no culpable. Yo confieso que sólo estoy comprometido en el Evangelio de Jesucristo, cuya aplicación resolvería por otra parte, todos los problemas económicos y sociales, físicos y metafísicos que hoy padecen los hombres.
Leopoldo Marechal
Gentileza de la Fundación Leopoldo Marechal

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Biografías: Leopoldo Marechal

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1900 El 11 de junio nace en Buenos Aires, en la calle Humahuaca 464, Leopoldo Marechal. Son sus padres Lorenza Beloqui, argentina, de ascendencia vasca y Alberto Marechal, uruguayo, de ascendencia francesa. Sus abuelos maternos son Juan Bautista Beloqui y Angela Mendiluce, oriunda de Olazagutía (Navarra); y sus abuelos paternos: Leopoldo Marechal (francés) y Mariana Garans, de ascendencia francesa. 
1901 Hijo de una familia cristiana, es bautizado el 23 de febrero en la Parroquia de Nuestra Señora de Balvanera. Son sus padrinos Bernardo Iturralde y Martina Beloqui de Mujica. 1902 El 27 de enero nace su hermana Hortensia Berta. 1905 El primero de enero nace su hermano Alberto. 1907 Comienza su educación en una escuela particular de franceses.
Su padre, Alberto Marechal, mecánico vocacional y autodidacto, fabrica los juguetes para sus hijos. En el hogar se habla nuestra lengua y el idioma francés.
1910 La familia se muda a Monte Egmont 280, hoy Tres Arroyos, en el barrio de Villa Crespo. Todos los veranos, Leopoldo viaja a Maipú, en la provincia de Buenos Aires, a la casa de sus tíos Martina y Francisco Mujica, quienes eran puesteros en el campo. Diversas anécdotas señalan su paso y el recuerdo de su niñez. Le contaba a sus amigos de Maipú que su maestro le decía que escribía muy bien y que iba a ser poeta. Los niños del lugar decian esto a sus padres y los papás les comentaban a sus hijos: ¡Habla así porque es de Buenos Aires!". Niños y padres le pusieron el apodo "Buenos Aires".
Años después, descendientes maipuenses de aquellos niños, contaron esta divertida historia.
Por otra parte era el único niño que viajaba todos los veranos a Maipú.
1912 El 2 de agosto fallece en Maipú su abuelo Juan Bautista Beloqui, llamado "Abuelo Sebastián" en ADÁN BUENOSAYRES y al que le dedica su poema "Abuelo cántabro".
1913 Finaliza la escuela primaria y solicita autorización para iniciar los estudios secundarios. Mientras tanto, busca un trabajo. Por propia decisión ingresa como obrero a una fábrica, de la que es rápidamente despedido por haber incitado al personal a pedir mejoras salariales. El permiso para estudiar le es negado y, junto a su hermana Hortensia, se dedica a cultivar lechugas francesas y cebollas, en el huerto familiar. Lee intensamente a Salgari, entre otros autores. 1916 Inicia los estudios secundarios en la Escuela Nacional Normal Superior Nº 2 "Mariano Acosta". Ahorrando los centavos para el tranvía ( va a pie de ida y vuelta a la Escuela Normal) compra sus primeros libros, usados. 1919 El 4 de enero fallece su tío Francisco Mujica y su esposa, Martina Beloqui de Mujica, debe dejar Maipú. Va a vivir a Monte Egmont 280; queda sin trabajo ni patrimonio alguno.
Alberto Marechal enferma de gripe, (una peste asolaba Buenos Aires) y pese a no estar curado, debe concurrir a su trabajo para no perder su jornal. El 7 de julio, víctima de una recaída (bronconeumonía) fallece. La familia vive con suma sencillez. El hogar es modesto. La ausencia de su tío y su papá generan una situación difícil para los Marechal.
La decisión familiar, tomada entre todos, es que Leopoldo siga estudiando. Su hermano menor Alberto, con catorce años de edad, reemplaza al padre en la fábrica donde trabajaba. A mediados de agosto Leopoldo es contratado como bibliotecario rentado, en la Biblioteca Popular Alberdi. Se recibe de maestro en el mes de noviembre.
Es eximido del servicio militar por no tener suficiente capacidad torácica y decide hacerse socio del Club Náutico Buchardo donde rema hasta mejorar su perímetro torácico.
1921 Comienza a trabajar como maestro en la escuela de la calle Trelles 948, el 29 de abril, en el turno mañana de 8 a 11,30 hs. y mantiene el puesto de bibliotecario. 1922 Publica su primer libro de poemas LOS AGUILUCHOS al que en su madurez considera producto de su prehistoria literaria. Lo edita Manuel Gleizer. Traba amistad con Horacio Schiavo, José Bonomi, José Fioravanti y otros. 1923 Se conecta a la revista Proa y participa activamente en el movimiento vanguardista argentino, formando parte del grupo martinfierrista. El 29 de agosto renuncia a su cargo de bibliotecario. 1925 Publica en la revista Martín Fierro poemas, crónicas, reseñas, críticas y ensayos. Anhela viajar a Europa, su madre y hermanos le ayudan a ahorrar para cumplir su cometido. 1926 Publica DÍAS COMO FLECHAS y, hacia fines de año, concreta su primer viaje a Europa. Desembarca en Vigo donde, curiosamente, había nacido María Zoraida, la mujer que sería su esposa, en 1934. Al llegar a Madrid visita a Ramón Gomez de la Serna; traba relación personal con los compañeros de la Gaceta Literaria, con quienes se cartea. Cumple con el pedido de sus amigos martinfierristas al visitar a Ortega y Gasset. Se traslada a París donde busca a Francisco Luis Bernárdez y comienza una vida de fiestas cotidianas, hasta que, cerca de quedarse sin reservas económicas, decide mudarse junto con Bernárdez a Montparnasse. José Fioravanti lo exhorta a valorar su tiempo. Traba relación con Picasso, Unamuno, los escultores españoles Mateo y Gargallo; conoce a los argentinos del grupo de París: Horacio Butler, Héctor Basaldúa, Antonio Berni, Raquel Forner, entre otros. 1927 Se reincorpora a la escuela el 2 de julio, como maestro de grado de 6º A. Tiempo después acepta la invitación que le hace Alberto Gerchunoff para integrar la redacción del nuevo diario El Mundo. Algunos de sus compañeros de esa primera redacción son Antonio Ardissono (compañero del Mariano Acosta y cuñado), Roberto Ledesma, Amado Villar y otros. Posteriormente se incorporan Roberto Arlt, Conrado Nalé Roxlo y Horacio Rega Molina 1929 Junto a su gran amigo, el poeta Bernárdez, funda la revista LIBRA, de la que sale un sólo número. Publica ODAS PARA EL HOMBRE Y LA MUJER. Finaliza normalmente el período escolar y viaja a Europa, después de ser despedido con una gran fiesta en un "colmado". Desembarca en Boulogne Sur Mer y se traslada a París. Instalado en Montparnasse se encuentra con los artistas plásticos Aquiles Badi, Alfredo Bigatti, Horacio Butler, Juan del Prete, José Fioravanti, Raquel Forner y familia, Alberto Morera, Ricardo Musso, Victor Pissarro. 1930 Comienza a escribir su novela ADÁN BUENOSAYRES. Su familia y amigos le anuncian la obtención del Primer Premio Municipal de Poesía, que festeja alegremente en París. Al llegar el verano europeo viaja a SANARY SUR MER, compartiendo alegrías con los artistas plásticos argentinos mencionados anteriormente. Viaja a Italia y, durante un mes, en Florencia, busca las huellas de Dante Alighieri. 1931 Regresa a Buenos Aires. Retoma la docencia y conoce a María Zoraida Barreiro, joven profesora en letras, que lo entrevista por una tarea literaria que debe realizar y lo acepta como novio. Juntos concurren a misa todos los domingos.
Se incorpora al grupo de intelectuales que forma parte de los Cursos de Cultura Católica. Participa activamente del grupo Convivio.
1934 El 8 de enero, en Nuestra Señora de los Buenos Aires, se casa con María Zoraida Barreiro. Celebran familiarmente el casamiento y el cumpleaños de su esposa.
Ambos conforman una pareja alegre, viven en Mexico 3306. Realizan frecuentes reuniones, a las que concurren los familiares de ambos, pintores, poetas y demás intelectuales amigos del matrimonio Marechal. Años más tarde nacen sus hijas María de los Ángeles y María Magdalena (Malena).
1935 En la escuela de la calle Trelles 948, junto con los maestros Pesman, Godoy y Livré, juega a la pelota vasca. Termina el juego por un accidente de Leopoldo, al girar bruscamente, produciéndole un agudo dolor de espalda. A partir de esa circunstancia el director prohíbe ese deporte dentro del ámbito escolar. 1936 Sur edita LABERINTO DE AMOR que dedica a María Zoraida, su esposa. 1937 Convivio edita CINCO POEMAS AUSTRALES. Con éste y LABERINTO DE AMOR gana el Tercer Premio Nacional de Poesía. Se publica HISTORIA DE LA CALLE CORRIENTES.
1938
El matrimonio se muda a un departamento en Rivadavia al 2300. Renuncia a la vicepresidencia de la Sociedad Argentina de Escritores. 1939 Se edita DESCENSO Y ASCENSO DEL ALMA POR LA BELLEZA y EL NIÑO DIOS.
1940
Publica EL CENTAURO Y SONETOS A SOPHIA, con los que gana el Primer Premio Nacional de Poesía.
1941
Con el importe del premio nacional compra una casaquinta en Adrogué, provincia de Buenos Aires, trasladándose con su familia, para habitarla en forma permanente. 1943 Regresan a Buenos Aires y, nuevamente, alquilan un departamento en el mismo edificio de la calle Rivadavia al 2300 que decoran con cuadros y esculturas obsequiados al matrimonio por artistas amigos: Víctor Pissarro, Alfredo Guido, Alberto Morera, Aquiles Badi, destacándose el busto de Marechal, escultura en bronce, realizada por José Fioravanti.
Buscando ampliar sus horizontes laborales acepta el cargo que le ofrece Gustavo Martinez Zuviría. Viaja a Santa Fe para dedicarse al Consejo General de Educación, que preside. Se edita
VIDA DE SANTA ROSA DE LIMA. El 24 de septiembre, en la Biblioteca del Consejo Nacional de Mujeres, da una conferencia titulada "Recuerdo y meditación de Berceo". 1944 Ignacio Braulio Anzoátegui lo invita a colaborar, a su lado, en la recién creada Secretaría Nacional de Cultura, siendo designado Director General de Cultura. Comienzan a circular sus poemas en antologías y volúmenes colectores: LA ROSA EN LA BALANZA, EL VIAJE DE LA PRIMAVERA (1945).
1946
El 27 de julio iba a ser testigo en el casamiento de Lía Alzáibar y Horacio Angel Fahey, uno de los hijos de José Fahey -"José del sur"- al que dedica su poema "Envío". No concurre porque su esposa había sido operada poco antes. Pese a la enfermedad María Zoraida trabaja en la docencia hasta pocos meses antes de su fallecimiento. 1947 El 8 de junio, en plena juventud, fallece su esposa dejando dos hijas pequeñas. Su madre y hermanos le ofrecen cuidarlas, dada su corta edad, hasta que él organizara su vida. Leopoldo invita a su hermano menor Alberto a compartir su departamento, situación que permite que las nenas tengan un dormitorio en la casa de su madre Lorenza.
Sufre una fuerte conmoción. Va todos los domingos a almorzar con la familia y saca a pasear a sus hijitas. Sin interés para salidas u otros paseos, se aplica
aún más en su trabajo; revisa su postergada novela y decide darla a conocer. 1948 El 30 de agosto, en honor a Santa Rosa de Lima, ve la luz su novela fundacional ADÁN BUENOSAYRES, en la que había cifrado grandes esperanzas. Viaja a Europa cumpliendo tareas oficiales junto a Jorge Arizaga, Secretario de Educación. Es invitado a dictar conferencias en Madrid y Roma. El 4 de diciembre, en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras, pronunció una conferencia "Sobre una sentencia de San Isidoro de Sevilla".
El 8 de diciembre, un gran accidente automovilístico, en las cercanías de Torquemada, lo obliga a permanecer internado alrededor de quince días, en el hospital de Palencia. Es solícitamente atendido por el Dr. Crespo, que debe darle varias puntadas en la cabeza.
Poco antes de su viaje a Europa le habían presentado, en el ámbito del Ministerio de Educación, a Juana Elvia Rosbaco de Paoloni, profesora en letras, interesada en vincularse con el mundo intelectual. Comienza a aconsejarla y paulatinamente inicia una relación afectiva, bautizándola Elbia, considerando que la "v" endurecía la pronunciación. Posteriormente en algunos de sus poemas recrea este nombre.
Cuando la Dirección General de Cultura se transforma en Secretaría, lo desjerarquizan y queda a cargo de la Dirección de Enseñanza Artística.
1949 Antes de dejar España recibe la condecoración de Alfonso X el Sabio. Al regresar a Buenos Aires, hacia fines de enero, se asombra y decepciona por el gran silencio creado en torno de su amada novela, que había elaborado desde 1930. Una voz se alza: es la del juvenil Julio Cortázar, en un artículo de la revista Realidad, a pedido de Francisco Ayala. 1950 Decide cohabitar con Elvia Rosbaco en el mismo departamento de la calle Rivadavia que fuera su hogar familiar. Su madre y hermanos le sugieren lleve a sus hijas nuevamente consigo, ya que tiene una compañera y las niñas lo extrañan profundamente. Pese a ello, Juana Elvia Rosbaco, con su consentimiento, hace los trámites para enviar a las pequeñas al interior de la provincia de Bs As, pupilas, en un colegio religioso e instruye a la Madre Superiora para que no permita que las niñas reciban regalos ni correspondencia de sus tíos, primos ni abuela paterna. Esta situación provoca un distanciamiento con su madre y hermanos.
El 17 de octubre, en la Facultad de Derecho, se estrena una adaptación suya de
Electra, de Sófocles. Con antelación, en la década del 30, presentó en Amigos del Arte una versión de Antígona.
El 30 de diciembre se estrena en el Cerro de la Gloria el
CANTO DE SAN MARTIN, que musicaliza el brillante compositor Julio Perceval. 1951 José María Fernandez Unsain le solicita ANTÍGONA VELEZ para estrenarla en el Teatro Cervantes que dirige. El papel protagónico le es otorgado a la actriz Fanny Navarro. El único original mecanografiado desaparece. Eva Perón, enterada de lo ocurrido, le pide telefónicamente a Marechal que haga el esfuerzo de volver a tipear los manuscritos. Seducido por su simpatía, cumple con su requerimiento. La obra se estrena el 25 de Mayo y, pese a las precarias condiciones de ensayos y tiempo, es un éxito. 1952 El Teatro Universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, que dirige Antonio Cunill Cabanellas, estrena el 8 de septiembre la pieza teatral LAS TRES CARAS DE VENUS. Susana Mara, Duilio Marzio y Pepe Soriano, alumnos de esa Facultad, se destacan en sus papeles de Isabel, Lucio y Silvano. 1953 Su única sobrina, Elsa Ardissono, va a visitarlo y a pedirle que vuelva a visitar a su madre, Lorenza Beloqui, a la que se le ha diagnosticado una enfermedad terminal. El 24 de marzo fallece, siendo María de los Ángeles testigo de las últimas palabras de su abuela que dedicó a su hijo Leopoldo, en ese momento fuera de Buenos Aires. 1954/5 Hacia fin de año intensifica su vida de aislamiento. Con el efectivo del Primer Premio Nacional de Teatro, que obtiene por su obra ANTÍGONA VELEZ, adquiere el departamento de la calle Rivadavia y, a instancias de su pareja, lo pone a nombre de ella. Inicia sus trámites jubilatorios, tras la caída del gobierno del Gral. Perón. Su familia y amigos de siempre, José Fioravanti, Ignacio Anzoátegui, Ilka Krupkin, Horacio Schiavo, Osvaldo Dondo y otros lo llaman para verlo o visitarlo y les niega el acceso a su casa, de la que casi no sale. 1959 En cuadernillos independientes, pagados por nuevos amigos, publica LA POÉTICA. Se autodefine "el poeta depuesto". 1960 Se edita el canto LA PATRIA.
1962 Aparece LA ALEGROPEYA, otro de los cantos del HEPTAMERON junto a LA POÉTICA y a LA PATRIA.
En París, bajo la Dirección General de Juan Oscar Ponferrada, se estrena ANTIGONA VELEZ. Susana Mara, hermosa mujer y talentosa actriz, se destaca en el rol de Antígona.
Comienza a recibir a jóvenes interesados en su obra poética y en
ADÁN BUENOSAYRES que se estudia en la Universidad. 1965 Es editada su segunda novela EL BANQUETE DE SEVERO ARCANGELO por la que recibe el Premio FORTI GLORI.
1966
Se conocen: HEPTAMERÓN, ANTÍGONA VÉLEZ, LAS TRES CARAS DE VENUS, CUADERNO DE NAVEGACIÓN, AUTOPSIA DE CRESO, EL POEMA DE ROBOT y una nueva antología de sus poemas que edita Eudeba, bajo el título POEMAS DE MARECHAL
1967
Viaja a Cuba invitado por la Casa de las Américas, para formar parte del jurado del certamen anual de literatura. Junto a Julio Cortázar, José Lezama Lima, Juan Marsé y Mario Monteforte Toledo eligen en forma unánime la novela Los hombres de a caballo de David Viñas.
En noviembre se estrena, en el Teatro Presidente Alvear,
LA BATALLA DE JOSE LUNA bajo la inteligente dirección de Jorge Petraglia, quien, entre otras obras que le facilitara Marechal, elige la mencionada. 1969 Viaja a Necochea y a Santiago de Chile al encuentro de escritores. 1970 En enero viaja a Punta del Este. El 26 de junio, víctima de un síncope, muere en el mismo departamento de Rivadavia al 2300, en donde años antes falleciera su esposa María Zoraida. Estaba en imprenta su tercera novela MEGAFÓN O LA GUERRA que ve la luz un mes después. Deja una decena de obras de teatro inéditas: El arquitecto del honor, El superhombre, Alijerandro, Mayo el seducido, Muerte y epitafio de Belona, Don Alas o la virtud, Un destino para Salomé, La parca, Estudio en Cíclope, El Mesías y se sabe que estaba trabajando en una cuarta novela EL EMPRESARIO DEL CAOS.
Hay estudios en el extranjero que señalan que una de estas piezas teatrales inéditas estaría publicada, con posterioridad al fallecimiento de Leopoldo Marechal, bajo otro nombre.
En
1975, gracias al director y profesor de teatro Enrique Ryma, se recupera el texto de la obra de teatro DON JUAN que había finalizado en 1948. Su estreno estaba anunciado para la temporada teatral de 1976. La dictadura militar prohíbe su puesta en escena.
Sus hijas María de los Ángeles y Malena, únicas custodias de su obra - ya que al morir Marechal era viudo -
recuperan tras arduos reclamos, el 30 de setiembre de 2008, parte de sus manuscritos éditos e inéditos, algunas cartas y fotos. Material que estaba en su domicilio de la calle Rivadavia.
La Fundación Leopoldo Marechal, creada y dirigida por sus hijas, el 11 de junio de 1991, trabaja en el análisis de dicho material para su publicación y preservación. Dicho material es parte relevante del patrimonio de la cultura argentina.
María de los Ángeles Marechal
Derechos de publicación reservados, 2010.
  

Gentileza de la Fundación Leopoldo Marechal 
http://www.marechal.org.ar/Vida/Vida/cronologia.html
https://www.facebook.com/pages/Fundación-Leopoldo-Marechal



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