Popular Post

Mostrando entradas con la etiqueta Noticias culturales. Mostrar todas las entradas

Las malas personas no pueden ser buenos periodistas, por Ryszard Kapuściński

By : Unknown
 
Para los periodistas que trabajamos con las personas, que intentamos comprender sus historias, que tenemos que explorar y que investigar, la experiencia personal es, naturalmente, fundamental. La fuente principal de nuestro conocimiento periodístico son «los otros». Los otros son los que nos dirigen, nos dan sus opiniones, interpretan para nosotros el mundo que intentamos comprender y describir.
No hay periodismo posible al margen de la relación con otros seres humanos. La relación con los seres humanos es el elemento imprescindible de nuestro trabajo. En nuestra profesión es indispensable tener nociones de psicología, hay que saber cómo dirigirse a los demás, cómo tratar con ellos y comprenderlos.
Creo que para ejercer el periodismo, ante todo hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento en parte de su destino. Es una cualidad que en psicología se llama «empatía». Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás.
En este sentido, el único modo correcto de hacer nuestro trabajo es desaparecer, olvidarnos de nuestra existencia. Existimos solamente como individuos que existen para los demás, que comparten con ellos sus problemas e intentan resolverlos, o al menos describirlos.
***
Del libro: Los cínicos no sirven para este oficio (Anagrama, 2002)

Un adelanto de 'Personas como yo', la última novela de John Irving

By : Unknown
Tres años después de La última noche en Twisted River, publicada en 2010, la editorial Tusquets presenta la última novela del autor estadounidenseLea el adelanto
Un adelanto de 'Personas como yo', la última novela de John Irving
John Irving (1942)
Crédito foto: EFE
El escritor estadounidense John Irving, uno de los autores más reconocidos e intensos, poseedor de un mundo propio, con tramas emocionantes y absorbentes, vuelve conPersonas como yo, una novela donde pone la lupa a la bisexualidad y hace una llamada a la "intolerancia contra los intolerantes".
"Personas como yo es uno de mis cuatro libros más políticos. Trata de la intolerancia sexual, del odio sexual por las minorías, y en este caso de una minoría dentro de la minoría: la bisexualidad –a la que tanto los homosexuales como los heterosexuales nunca han terminado de ver bien– y la transexualidad o transgénero", afirmó a la agencia EFEIrving en una entrevista durante su visita a España para presentar su nueva novela.
Una novela que es la decimotercera en la carrera de John Irving (Exeter, New Hampshire, 1942) autor de algunos de los títulos más esenciales en la literatura norteamericana del siglo XX y XXI como Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra –que fue llevada la cine y por la que recibió un Óscar al mejor guión adaptado–, El mundo según Garp, Oración por Owen, El Hotel New Hampshire o Hasta que te encuentre.
En una escena Personas como yo, que acaba de ser publicada por Tusquets, un personaje le dice al protagonista "Todo el mundo es intolerante con algo Bill, ¿y tú qué no toleras? y el protagonista le contesta: "La intolerancia". Esta idea de Irving recorre toda la trama de esta novela, que se inicia en los años 50 en la Costa este de EEUU y llega hasta nuestros días, en el madrileño barrio gay de Chueca.
La familia, los clubes de lucha, los outsiders, la identidad sexual, la búsqueda del padre son algunos de los ingredientes de esta y de algunos otras obras de Irving, por donde también pasan de puntillas y entretejidas escenas de deliro libertario, sexo explicito y sobre todo mucha humanidad.
En Personas como yo todo nace en un teatro de aficionados de la localidad de First Sister y también en el club de teatro del colegio, donde el adolescente Billy Dean da rienda suelta a todos sus amores y "encaprichamientos" sean del género que sean.
Todo ello en medio de una familia con algún que otro travesti, con sujetadores preparatorios, trajes, disfraces y mucho teatro de la manos de William Shakespeare,Henrik Ibsen o Tenesse Williams y muchas lecturas de Flaubert, las hermanas Brontëo el activista y escritor homosexual negro James Badwin.
Pero Irving rápidamente aclara que no hay nada de él en el protagonista, solo la primera parte, ya que su madre –"una mujer liberal defensora del derecho de los homosexuales, el aborto o las causas civiles", dice– era apuntadora como la madre del protagonista y él se pasaba tardes y tardes entre bambalinas viendo los ensayos.
"Hay poco de mí en Billy, excepto que como él, entre los 13 y 18 años, te pasas todo el tiempo imaginando y deseando hacer el amor con todo el mundo. Pero yo era un chico hetero bastante común no como Billy, por eso lo inventé, un joven que nunca estuvo en el closet", precisa este escritor que cree que en Estados Unidos están evolucionando bien los derechos de los homosexuales.
"Vamos por el buen camino –precisa–, al margen de la iglesia que nunca va a cambiar su doctrina en esto, como en su antifeminismo, creo que se va por el camino adecuado, porque en mi país, por ejemplo, el 40 por ciento está a favor del matrimonio homosexual, eso es mucha gente".
"No sé como va en España –continúa–, y tampoco sé cómo va el resto de Europa, pero yo creo que todavía podré ver que por sentido común todo se normalizará, ojalá lo vea, pero la cosa donde no va bien es con el Islam radical y con eso sí que hay que ser intolerante con el intolerante", recalca, al tiempo que se muestra preocupado por los movimientos actuales contra el aborto, algo incomprensible, añade.
Entre 8 y 9 años tardó Irving en escribir este libro, que es una exploración del deseo, tejida con profundidad psicológica e información de primera mano obtenida por amigos, profesionales y un sin fin de viajes, según el propio autor.
Y un libro donde la frase: "Querido mío, por favor, no me etiquetes, ¡no me conviertas en una categoría antes de conocerme!" que repite la bibliotecaria transexual de la que se enamora el protagonista, la señorita Frost, es toda una declaración de intenciones de este autor, al que siempre le gusta provocar a sus lectores.

Tags: 

,

 

El Museo del Louvre cierra hoy sus puertas en protesta contra los carteristas

By : Unknown
El Museo del Louvre, uno de los mayores del mundo, cerró sus puertas hoy. Los doscientos agentes de seguridad están en huelga. Protestan contra los robos y piden refuerzos
El Museo del Louvre cierra hoy sus puertas en protesta contra los carteristas
Según comunicó la dirección del museo, que ya denunció esta situación en diciembre de 2012 y pidió refuerzos policiales, "unos 200 agentes de seguridad se han acogido a su derecho de huelga".
Aunque ya se están llevando una serie de reuniones para adaptar el dispositivo de seguridad, la delegada sindical Christelle Guyader dijo que "los agentes a veces sienten miedo al tener que enfrentarse a bandas organizadas de delincuentes que cada vez son más violentos".
"A veces son menores, que entran gratis al museo y que, después de que la policia las llame la atención, regresan al museo unos días más tarde", añadió.
Un centenar de agentes se manifestaron delante del Ministerio de Cultura donde varios de ellos mantuvieron una reunión.
El Louvre acoge a 10 millones de visitantes al año.

 

Se divulga un video de Slavoj Zizek dando clases de filosofía desde la cama

By : Unknown

Open Cultur publicó un video donde el filósofo esloveno, –"el príncipe de los payasos del firmamento académico"–, responde a la pregunta: ¿la filosofía debe resolver los problemas?

"La filosofía no resuelve los problemas", afirma Slavoj Zizek, para proseguir: "El deber de la filosofía no es resolver los problemas, sino redefinir los problemas, para mostrar cómo lo que experimentamos como un problema en realidad es un falso problema. Si lo que experimentamos como un problema es un problema de verdad, entonces no necesitamos de la filosofía."
Utiliza los ejemplos hipotéticos de los cometas y los virus letales como amenazas claras, presentes y directas. Según Zizek, no necesitamos de la filosofía, y desde su cama comenta: "No creo que los filósofos hayan dado alguna vez una respuesta, pero creo que esa es justamente la grandeza de la filosofía."
Zizek (1949) estudió filosofía en la Universidad de Liubliana y psicoanálisis en la Universidad de París VIII Vincennes-Saint-Denis, donde se doctoró. Su carrera profesional incluye un puesto de investigador en el Instituto de Sociología de la Universidad de Liubliana, Eslovenia, así como cargos de profesor invitado en diversas instituciones, que incluyen Columbia, Universidad de Princeton, New School for Social Research de Nueva York y Universidad de Míchigan, entre otros. En la actualidad es Director Internacional del Instituto Birkbeck para las Humanidades, Birkbeck College - Universidad de Londres.
Zizek utiliza en sus estudios ejemplos extraídos de la cultura popular, desde la obra deHitchcock y David Lynch hasta la literatura de Kafka o Shakespeare, además de problematizar autores olvidados por la academia como Lenin, Stalin y Robespierre y tratar temas espinosos como el fundamentalismo, la tolerancia, la subjetividad y lo políticamente correcto en la filosofía posmoderna.
Utiliza también la teoria psicoanalítica en la version lacaniana como un arma para sus habituales análisis de política internacional, considerando no sólo a los líderes y sus posibles problemas psicológicos, sino también a la sociedad en su conjunto.
En 1990 fue candidato a la presidencia de la República de Eslovenia, aunque no resultó electo.>


Fuente: Infobae

“Hay que evitar que el mundo lo controle el 1% de la población”

By : Unknown

En el torreón noroccidental del centenario edificio modernista de la Alhóndiga de Bilbao, Margaret Atwood confirmó una aporía y una verdad conocida por todos: es la década de las distopías que parecían extinguidas, de las fugas por donde se escapa el porvenir.
No es un oráculo, pero sus libros se leen como revelaciones. Piezas del rompecabezas de la vida ordenadas en alta literatura. Ella, que ha oteado el pasado (El asesino ciego), el presente (Pagar. Con la misma moneda) y atisbado un futuro inquietante del mundo en sus libros (El cuento de la criada), no tiene claro el desenlace del binomio democracia-capitalismo que ha puesto en jaque a parte de Occidente. “No sé hacia dónde va la democracia, pero lo que sí sé es que hay que ser capaces de crear un sistema para ayudar a los pobres y evitar que el mundo y toda la riqueza la controle el 1% de la población como ocurre hoy. En el siglo XXI se ha ampliado la brecha entre ricos y pobres”, asegura Margaret Atwood (Ottawa, 1939), con una preocupación que intensifica el celeste de sus ojos, en amable interrogación.
No sé hacia dónde va la democracia, pero lo que sí sé es que hay que ser capaces de crear un sistema para ayudar a los pobres y evitar que el mundo y toda la riqueza la controle el 1% de la población como ocurre hoy
Última parada de Atwood sobre la realidad, después de evocar y desandar su vida como escritora en un viaje iniciado allá por los años cuarenta, muy cerca del círculo polar canadiense. Ese tránsito de ida y vuelta entre la lectura y la escritura lo recordó la poeta, novelista, cuentista, ensayista y ganadora del Príncipe de Asturias de las Letras 2008 antes de la inauguración, ayer, del Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria, organizado por Alhóndiga Bilbao, bajo el lema Fábulas del lector/escritor, con autores como John Banville, António Lobo Antunes y Alberto Manguel. Además, acaba de publicar Un día es un día (Lumen), una antología de cuentos sobre mujeres, uno de sus temas capitales.
Desde ese torreón circular de piedra y hormigón, impregnado por las coloridas luces parpadeantes que se cuelan de la gran pantalla colgada del techo del vestíbulo de la Alhóndiga, Atwood avista un horizonte plagado de miedos. A todo lo anterior se suman situaciones desveladoras que van desde un Internet con muchas fugas, una sociedad en la que se espían unos a otros, lo mismo que hacen los gobiernos, hasta los avances vertiginosos en el caso de la ciencia y la tecnología, pasando por el maltrato a la naturaleza.

Ocho días de gran literatura

El Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria de Bilbao (del 11 al 21 de abril) contará hoy con la presencia del escritor, editor y crítico literario Alberto Manguel, quien reflexionará sobre su experiencia en el arte de la escritura. El sábado 13 de abril, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince será el invitado para conversar con la periodista Marisa Blanco, mientras que el autor vasco Iban Zaldua y la periodista y guionista Eider Rodríguez cerrarán esta jornada.
El siguiente encuentro tendrá lugar el próximo jueves 18 de abril, cuando la escritora y periodista mexicana Margo Glantz protagonice una charla con la también escritora Menchu Gutiérrez. Un día después, el 19, la intervención del poeta Harkaitz Cano centrará la atención del público asistente a Gutun Zuria. Tras este encuentro, el guipuzcoano presentará junto con el cineasta Oskar Alegría el documental homenaje a Man Ray Emak Bakia! (¡Déjame en paz!).
En la recta final del Festival, el sábado 20 de abril, el escritor irlandés John Banville conversará con el periodista Iñaki Esteban, justo antes del espectáculo conjunto de Maialen Lujanbio y Xabier Erkizia. Finalmente el domingo 21, Gutun Zuria echará el cierre con la participación del escritor portugués y candidato en varios ocasiones al Premio Nobel, Antonio Lobo Antunes.
Ella misma ha advertido de los riesgos de la deriva del ser humano en novelas como Oryx y Crake. Coge un bolígrafo azul, y sobre una hoja traza un círculo que parte en dos con una ese estilizada. El yin y el yang. “Siempre ha sido así. Utopías y distopías”.
Las palabras que llevaron a la escritora a hacer ese dibujo surgen de su explicación de que cuando se creía que las distopías habían acabado con Orwell, cayó el Muro de Berlín, en 1989, y resurgieron. El siglo XX fue el de las utopías, dice, “de querer hacer realidad lo descrito en el XIX. La Unión Soviética y la Alemania nazi se presentaban como sociedades utópicas, y se lo creyeron. Fue un siglo de experimentos sociales, solo que nos fue peor que lo descrito en la literatura”.
Ante la pregunta de cómo sería la temática y arquitectura de una novela que refleje el presente, dice, al instante y entre risas: “¡Zombies!”. Y sigue con la broma, pero en esa simplificación hay vida. Lo dice una autora vigilante de la realidad, que denuncia, reivindica, alerta de problemas e injusticias sociales y políticas; lo dice una gran arquitecta de complejas y eficaces estructuras narrativas. ¿Cómo lo hace? “Me vuelvo loca”, contesta entre risas y moviendo de lado a lado su melena blanca ensortijada. “Cada libro es un mundo y un diseño y arquitectura único. Hay escritores musicales y visuales”. Ella se considera de los segundos. Y recuerda que Robert Bringhurst en La voz del significado viene a decir que un pájaro necesita su tiempo para volar, “tener las alas o la arquitectura desde el comienzo no basta para volar”.
Cada libro es un mundo y un diseño y arquitectura único. Hay escritores musicales y visuales. Un libro es un solo libro para muchos lectores únicos y que, por lo tanto, cada uno interpreta a su manera
Una imagen y una metáfora que cierra su reflexión, iniciada minutos antes sobre el arco que hay desde que empezó a escribir con 16 años y luego a publicar con 27, hasta llegar al medio centenar de títulos hoy. “Un libro es un solo libro para muchos lectores únicos y que, por lo tanto, cada uno interpreta a su manera”. Para ella, siempre presente en las quinielas del premio Nobel, el autor es como un compositor musical, el libro una partitura y el lector su intérprete, el violinista de esa partitura. “Y hay buenos, regulares y malos violinistas; al igual que compositores. Pese a que hay una fantasía posmoderna que dice que cada lector puede interpretar lo que quiera, aunque como en las partituras de Mozar hay una limitación para sus interpretaciones. No son infinitas”.
Lo que tiene claro que ha cambiado es “¡El punto de vista!”. Cuando eres joven, rememora Atwood, con voz suave y expresión entre nostálgica y sonriente, “¡nadie te mira, nadie te critica!, no hay ni espectadores ni críticos. Pero cuando publicas (entonces su rostro se torna ligeramente asombrado y teatral) aparece de la nada ese fantasma llamado crítico y no sabes quién es tu público. Esta es una gran diferencia frente a otras manifestaciones artísticas, como el teatro o el cine, donde los creadores conocen la reacción de la audiencia inmediatamente. Con la literatura, en cambio, no es así”.
Ella desde muy niña siempre jugó a intérprete y compositora. Al final se decantó por crear partituras como resultado de muchas lecturas infantiles y otras precoces, escribiendo a mano y luego pasándolo en una máquina de escribir. No hubo un libro revelador que la llevara a ser escritora. Fue un corpus de autores entre los que están Hemingway o Mansfield y la narrativa del siglo XIX donde descubrió que también las mujeres podían dedicarse a escribir.
No había radio, no había electricidad, no había librerías, no había cines… ¡no había ni gente!, y llovía o nevaba, así es que empecé a leer los libros que había en casa para entretenerme
En ellos, y en otros antes que ellos, está su origen como escritora. En la niña violinista de libros al norte de Quebec cuando hacia los cuatro años empezó a leer porque no había nada que hacer salvo disfrutar de la belleza de la naturaleza. “No había radio, no había electricidad, no había librerías, no había cines… ¡no había ni gente!, y llovía o nevaba, así es que empecé a leer los libros que había en casa para entretenerme”, evoca divertida Atwood. Leyó muchos, entre ellos los de Beatrix Potter o La isla del tesoro, de Stevenson; y luego más avanzados para su edad como los de Sherlock Holmes, e incluso en la preadolescencia unos que no entendía del todo, como Rebelión en la granja, de Orwell. Así descubrió la primera distopía.
Con este comienzo de su evocación que se haría circular una hora después, Margaret Atwood empezó a echar un vistazo atrás en su vida. Como prólogo, paseó por un pasillo de la Alhóndiga y se sorprendió bañada por una luz azulada que caía de lo alto, levantó la cabeza y vio que el techo era el fondo transparente de una piscina donde las personas se movían dentro del agua como en un sueño.

Libro digital, ese oscuro objeto del deseo

By : Unknown

Lo virtual está aquí. Pero lo físico no se ha ido. Para dominar ambos malabares se requieren imaginación y osadía, sin descuidar la sensatez, prueba y error. En eso andan las editoriales. Cada una explorando caminos. En el Encuentro de Editores Europeos que se celebra estos días en la Casa del Lector, en Madrid, se evidenciaron ayer distintas estrategias (y también sensibilidades) para afrontar todos los cambios que implica la irrupción de lo digital. Del desconcierto a la apertura de miras, las respuestas tienen toda la graduación posible, pero los editores son conscientes, como recordó en la primera sesión de debate Henryk Wozniakowski, presidente de ZNAK, la editorial más prestigiosa de Polonia, de que ya no volverán a ser el faro cultural que fueron en tiempos de Benjamin Franklin. Serán otra cosa.
Reino Unido, isla en más aspectos que el geográfico, es el mercado de vanguardia en Europa. Las ventas digitales del sector editorial alcanzaron el 12% el año pasado. Una cifra muy alejada de las registradas en Alemania, Francia, Italia o España, que oscilan entre el 1% y el 3%, según el informe de la Federación de Editores Europeos.
Ese carácter de avanzadilla también se evidenció en la exposición de Anna Rafferty, la directora de Desarrollo Digital del grupo británico Penguin, que arrancó con una ración de orgullo (“En Penguin ya ganamos dinero con los formatos digitales, son el 17% de las ventas globales”) y finalizó con una lección de optimismo (“Queremos participar en lo nuevo. Ya no somos una empresa que primero imprime y luego hace lo demás”).
¿Y que es lo demás? No solo libros en formato electrónico, que en eso están todas las empresas. Dado que los aparatos de lectura electrónica son solo uno más de los dispositivos posibles (y sus opciones limitadas), Penguin está desarrollando aplicaciones para tabletas y móviles que posibilitan lecturas interactivas. Uno de los ejemplos más recientes es elDiario de Anna Frank, que permite desplegar un plano virtual de la casay el habitáculo donde permaneció escondida. “Lo digital permite nuevas formas de contar historias. En los libros para niños, por ejemplo, se pueden usar aplicaciones con la ventaja de ser interactivas, algo que no es posible en el libro electrónico”, comentó. Una experiencia similar ha desarrollado Santillana en España en aplicaciones para iPad como Objetivo Cupcake perfecto (libro de cocina) o Pupitre (ámbito escolar). “Va un poco por delante el tránsito digital en los ámbitos educativos y de no ficción”, indica Miguel Barrero, director de Negocios Digitales de Santillana.
En los nuevos senderos que tantea Penguin se incluyen también libros en audio, que se pueden cuartear por capítulos (en versión impresa las historias cortas de Roald Dahl son un todo inseparable), nuevos talentos encontrados en la autoedición —un filón para productos comerciales al estilo de las sombras de Grey— y una relación directa con los lectores, que prescinde de la intermediación de periodistas y libreros. Debe dar resultado porque cada día visitan la web de Penguin seis millones de usuarios. “Queremos participar en todo lo nuevo que surge y utilizarlo para nuestro beneficio”, señaló Rafferty.
En Francia la batalla ha estado en otro frente. El fiscal y el marco legal. Ha sido, junto a Luxemburgo, el único país de la Unión Europea que ha equiparado el IVA del libro electrónico al del impreso, un tabú para Bruselas, que ha denunciado a ambos países ante los tribunales al considerar que provoca “graves distorsiones de competencia” respecto a otros socios comunitarios. La aplicación del IVA superreducido (4%) al libro electrónico es una reiterada reivindicación del sector editorial español, apoyada desde la Secretaría de Estado de Cultura, como recordó ayer la directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro, Teresa Lizaranzu.
“Hemos establecido un entorno legal constructivo”, afirmó Eric Marbeau, director de Desarrollo Digital de Editions Gallimard. Además del IVA, que ha supuesto un abaratamiento de los formatos electrónicos, el Gobierno ha establecido por ley que la fijación del precio del libro electrónico corresponde a los editores, aunque gozan de flexibilidad para variarlo a conveniencia.
Las seis principales editoriales francesas también han creado una plataforma de distribución de comercio electrónico, en paralelo a las multinacionales del sector (Amazon, Google, Apple...). “No tenemos un canal de distribución oligopólico”, subrayó.
Monopolios y piratería son los aspectos derivados de las nuevas tecnologías que preocupan a Stefano Mauri, presidente del grupo italiano Mauri Spagnol. “Estas plataformas tienen un objetivo distinto: no es diseminar la cultura ni satisfacer a los consumidores, sino hacerse con la parte rentable del negocio, es legítimo, pero no les importa si destrozan el lado artesano del negocio”, lamentó.
En Italia, florece el mercado de tabletas. Del millón y medio que había en 2011 se calcula que se pasará a 11,6 millones en 2015. “Tenemos que hacer un esfuerzo para entender este nuevo mundo. La gente leía más libros en papel porque tenían menos alternativas de ocio, ahora competimos con películas, música, redes sociales”, planteó Mauri, que reivindicó el papel de los editores. “Muchos libros no estarían en la lista de best-sellers sin ellos”.
Santos Palazzi, director de Desarrollo Digital de Planeta, señaló que estos nuevos tiempos reclaman una voluntad “clientecéntrica”, donde el eje es el lector, cuyos hábitos y gustos pueden rastrearse en Internet. Y hay otros cambios: los derechos de autor deben ser internacionales (ya no hay barreras físicas) y la catalogación de los libros (metadatos) es crucial para la difusión. Ya no hay dilema entre lo impreso y lo virtual. Lo dijo bien claro la directora de Siruela, Ofelia Grande: “Están condenados a complementarse. Tenemos que ofrecer los dos formatos para que el lector elija. Esto no es una guerra”.

El libro, en Europa

El sector editorial europeo publicó 530.000 títulos en 2011. La cifra no ha dejado de crecer desde 2004, según datos de la Federación de Editores Europeos.
Los empleos sí han caído: se han perdido 10.000 entre 2004 y 2011. Ahora mismo trabajan en el sector 135.000 personas.
Las ventas digitales son pequeñas pero crecen a un gran ritmo, aunque su presencia no es homogénea. En 2012, en Reino Unido alcanzaron el 12%,mientras que Francia, Alemania, Italia y España oscilan entre el 1%.
En la Unión Europea, la fiscalidad (IVA) que se aplica al libro electrónico varía del 5,5% al 23%, desde que Francia y Luxemburgo decidieron ignorar la posición de la Comisión Europea y aplicar un tipo superreducido.

El Rijksmuseum vuelve a sus orígenes

By : Unknown

El Rijksmuseum reabre sus puertas al público este sábado. Entonces no sólo podremos disfrutar en todo su esplendor de una de las colecciones pictóricas más importantes del mundo, sino también de un excepcional espacio museístico reinventado por Antonio Cruz y Antonio Ortiz con el toque mágico del francés Jean-Michel Wilmotte.
  • Imprimir esta noticia
  • Enviar a un amigo
  • A-A+
  • Comentarios (2)
Aunque la casa grande Rembrandt rara vez ha estado totalmente cerrada durante los diez años que han tardado las obras de renovación, ahora, por fin, no sólo podemos volver a disfrutar en todo su esplendor de una de las colecciones pictóricas más importantes del mundo, sino también de un excepcional espacio museístico reinventado por Antonio Cruz y Antonio Ortiz (Estación de Santa Justa de Sevilla y Estadio de la Peineta de Madrid) con el toque mágico del francés Jean-Michel Wilmotte (decorador del Louvre de Paris).
Pero que nadie se asuste, apenas nada ha cambiado del emblemático edificio que alberga al Rijksmuseum, diseñado en 1885 por Pierre Cuypers, también responsable de la Estación Central de Amsterdam. Y eso ha sido quizás lo que más ha alargado las obras. Había que renovar el museo, modernizarlo técnicamente pero modificando lo menos posible uno de los grandes iconos arquitectónicos de Amsterdam y de alguna forma la Puerta Sur de la ciudad. El gran triunfo de estos dos arquitectos andaluces ha sido precisamente rescatar el carácter original del edificio mediante una intervención aparentemente sencilla, pero ejecutada con maestría.
Han creado una nueva entrada majestuosa, recuperando los dos patios del museo que ahora forman una sola plaza central al quedar unidos y transformados en un atrio público lleno de luz que da la bienvenida al visitante y al que cualquiera puede acceder sin tener que pasar por taquilla.
Una vez pasado el control de entradas, se suben las escaleras originales que llevan a un Vestíbulo totalmente renovado, a la Galería de Honor donde Frans Hals, Jan Steen, Johannes Vermeer y Rembrandt van Rijn, ocupan los lugares más destacados, y desde allí al resto de las salas del museo que también han recuperado sus techos y bóvedas, tal como las ideó Cuypers.
Hasta donde ha sido posible, se ha sacado a la luz la decoración original escondida durante años, bajo numerosas capas de cal. Sobre todo se puede ver en las escaleras y las grandes galerías, dejando que en el resto del museo Wilmotte pusiera su toque maestro minimalista, convirtiendo tanto a las pinturas como a los objetos en los grandes protagonistas. No se ha ganado espacio expositivo pero la experiencia es mucho más gratificante.

Gran novedad para el visitante

Para el visitante lagran novedad, a parte de la luminosidad de los espacios, es la forma de presentar la colección. Salvola carismáticaRonda de Noche de Rembrandt que vuelve a su sala original, todas las demás siguen un orden cronológico, mezclándose pinturas con otro tipo de obras. En total, unas 80 salas (30 de ellas dedicadas a la Edad de Oro de los Países Bajos) para presentar 8.000 obras de arte y objetos que narran 800 años de la historia de los Países Bajos, desde la Edad Media hasta la actualidad. El recorrido termina con varias salas dedicadas al siglo XX, incluyendo un avión de fabricación holandesa.
El museo cuenta ahora además con varios edificios anexos de nueva planta diseñados por los Antonio, destacando el que alberga la colección asiática con 365 objetos en total, uno por cada día del año. También se han remodelado los jardines siguiendo los diseños originales de Cuypers, para transformarlos en un Museo al Aire Libre donde a partir de junio se podrá ver una retrospectiva del escultor británico Henry Moore.
Como nota curiosa, el Rijksmuseum es el único de los grandes museos nacionales en el mundo que abrirá sus puertas al público los 365 días del año. La entrada cuesta 15 euros pero hasta los 18 años el acceso es gratuita. Un consejo... si se compra la entrada por internet en www.rijksmuseum.nl se evitará la cola.

Margaret Atwood: "¿El Nobel? Bueno, yo no escribo para eso"

By : Unknown


La autora canadiense, premio Príncipe de Asturias en 2008, abre el Festival Gutun Zuria | El Cultural aprovecha su paso por Bilbao para charlar con ella de su intensa y prolongada carrera literaria y de sus inquietudes sociales y políticas

ALBERTO OJEDA | Publicado el 11/04/2013

Una vez le preguntaron a Margaret Atwood (Otawa, 1939) por qué decidió consagrar su vida a la escritura. Ella improvisó una respuesta: “Un gran pulgar procedente del cielo se posó sobre mi cabeza y la presionó fuertemente. Así surgió mi primer poema, cargado de melancolía y romanticismo, típico de los 16 años”. No dejaba claro entonces si era escritora por inspiración o imposición divina. Su presencia en el Festival Gutun Zuria de Bilbao permite ponerle la pregunta sobre la mesa. Al escucharla sus ojillos cristalinamente azules se iluminan de picardía. “Bueno, en realidad era una broma. Estaba ya un poco cansada de que me preguntaran lo mismo. Uno no sabe bien nunca por qué se ha hecho escritor. Yo sólo tengo claro que una de las razones es porque fui desde muy pequeña una lectora voraz. Y lo sigo siendo. Lo leo todo: las revistas de los aviones, las cajas de cereales, las pintadas de las calles...”. 

La autora canadiense, ganadora del Premio Príncipe de Asturias en 2008por “la agudeza” y la “ironía” con la que ha abordado distintos géneros y por “su defensa de la dignidad de la mujeres”, abre esta noche el festival en la Alhóndiga Bilbao. Luego la seguirán, durante este fin de semana y el siguiente, autores como Héctor Abad, Lobo Antunes y John Banville (acceder a las charlas cuesta tres euros). En este mismo edificio, hoy uno de los epicentros culturales de la ciudad y antaño una suerte de almacén de vinos, Atwood recibe a El Cultural. El cambio horario tras el viaje desde Canadá y la lluvia pertinaz que cae afuera no le alteran el ánimo lo más mínimo: su buen humor y su disposición para todo tipo de peticiones tiene encantados a los organizadores. Aunque su pasión por la conversación también les exaspera porque las entrevistas acaban siendo interminables. 

Es que Margaret Atwood da para mucho, porque a su extensa obra literaria, en la que alterna poesía, novela, relato y ensayo, también suma un intenso activismo en distintas causas: aparte de luchar por la igualdad de trato hacia a las mujeres, también está implicada hasta el cuello en la conservación medioambiental. Milita en el Partido Verde Canadiense y asociaciones como Bird Life, dedicada a la protección de las aves. Es una preocupación que le viene desde su niñez, durante la que vivió en los bosques del norte de Quebec. Su padre era entomólogo y desarrollaba allí algunos de sus estudios de campo. “Aprendí pronto a sobrevivir en la dificultad: a encender un fuego bajo la lluvia, a disparar con un arco, a buscar alimento...”. Y pronto también sintió el chispazo de la literatura. No le gusta hablar de influencias. Rehúye la pregunta advirtiendo que si tuviera que citarlas a todas, a su edad y con todos los libros que ha absorbido, se le haría de noche y no habría terminado. Pero sí reconoce que el impacto más potente en esa época se lo provocó Edgar Allan Poe: “Es un autor que no hay que dejar al alcance de los niños. Pero mis padres me lo permitieron porque sabían a ciencia cierta que no contenían escenas de sexo. Me aterrorizaba. Aunque no sé en qué medida me habrá influenciado. Eso siempre es muy difícil de calibrar”. 

Quizá pueda haber sido en su habilidad para levantar en su narrativa atmósferas desasosegantes. Es especialmente claro en sus famosas distopías, muchas de ellas con la virtud de vislumbrar aberraciones que luego la realidad se encarga de engendrar. En 1984, con El cuento de la criada, retrató una sociedad en la que la mujer quedaba reducida a su función reproductora y escondida por vastos ropajes. Muchos vieron una denuncia frente al radicalismo islámico. En El año del diluvio, un experimento científico provoca unas terribles inundaciones en el mundo y el instinto de supervivencia de los hombres les hace abolir sus restricciones morales. Esta última fue la primera parte de un trilogía que arrancó con Oryx y Crake (aquí documentaba la destrucción de la Tierra por el calentamiento global), y que pretende rematar este otoño con la publicación de MaddAddam. A Atwood le molesta mucho que la crítica adscriba estas novelas a la ciencia ficción. “No es que no me guste este género. Lo que no me gusta es que a las manzanas les llamen calabazas. Todas estas historias o han ocurrido ya o pueden ocurrir. No son como La guerra de las galaxias, que cuenta algo que no puede suceder, que es imposible. Además, yo no soy buena para la fantasía pura, no se me da bien”. 

Tampoco es buena para las rutinas, reconoce. “Es verdad, escribo un poco a salto de mata”. Por ejemplo, dice que durante el viaje a Bilbao, en el avión, ha escrito un artículo para el New Yorker de 800 palabras. Viajando por Europa, en tren, escribió buena parte de MaddAddam: “Los trenes son magníficos para un escritor, porque no te molesta nadie. En sus compartimentos vas como escondida”. Cuenta que al principio, cuando está preparando los cimientos de una novela, puede estar unas dos horas haciendo anotaciones pero cuando está llegando al final se puede tirar 10 horas seguidas uncida al teclado. “Es como en las carreras de caballos. Al principio no te exprimes, pero cuando vas viendo la meta echas el resto”. Además, Atwood es mujer de naturaleza errante. Aparte de las conferencias y el activismo político y social, que la llevan de un lado a otro, sigue siendo profesora visitante en diversas universidades, lo que le supone estar con la maleta siempre a punto. 

Margaret Atwood es, junto a Alice Munro, la escritora canadiense con más renombre internacional. “Somos buenas amigas. Ahora, de hecho, va a salir allí una antología de sus cuentos que he prologado yo. El otro día me dijo que estaba encantada con mi texto”. La autora de La vista desde Castle Rock revelaba hace un par de semanas en las páginas de El Cultural que había tomado la determinación de dejar de escribir. Tanteemos a Atwood: 

- ¿A usted se le ha pasado alguna vez algo así por la cabeza?
- (Ríe) No creo que vaya a dejar de hacerlo. Yo le tengo dicho a mi editor que si alguna vez empiezo a decir cosas así que me avise de que estoy desvariando. Hasta que tenga fuerzas para sentarme delante del ordenador sin desmayarme seguiré escribiendo. 

- ¿Y qué siente cada mes de octubre cuando su nombre suena entre los primeros favoritos para el Nobel?
- Yo no escribo para eso. 

- Copyright © Justa Revista Digital - Date A Live - Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan -