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Atrévete: Justa revista digital, Edición Mayo 2013

By : Unknown


Rozando el orgasmo femenino de María Teresa Priego

“Entre el hombre y la mujer, ca ne vas pas”, dijo Lacan. “La relación sexual no existe”, afirmó intentando nombrar el malentendido y el desencuentro entre un hombre y una mujer. La diferencia. La mera verdad. Nos basta, y ya es grandioso, con la transgresión momentánea. La distancia entre uno y otro es, en principio, la condición del deseo. El reconocimiento de los límites. “Tú eres tú y yo soy yo”. Lacan es el más equivocado de todos. ¿Y si no fuera así? ¿Qué hacemos con nuestro indescifrable malentendido?

Realidades des-carnadas

Según el Instituto Mexicano de Sexología, “las mujeres anorgásmicas constituyen un número importante en la consulta a ginecólogos. Molestias pélvicas o de espaldas, vagas e imprecisas, se diagnostican como neuróticas, se les prescriben tranquilizantes, muchas terminan acudiendo a consultorios psiquiátricos por depresiones graves. En México se encuentran datos aislados que permiten inferir que en mujeres de nivel socioeconómico y escolaridad bajos, el índice (de anorgasmia) está por arriba del 80%. Se puede decir sin temor a equivocarse que la anorgasmia femenina en México se presenta entre 40% y 45% de las mujeres.”

Cabría aclarar que una mujer que experimenta orgasmos ocasionales no es considerada anorgásmica. ¿Por qué una mujer no experimentaría un orgasmo cada vez? ¿No es el orgasmo una promesa inseparable de la relación sexual deseada? ¿Por qué la anorgasmia masculina masiva sería un escándalo desestabilizador de naciones y la anorgasmia femenina en cambio es una oscura, oculta, acallada fatalidad? La historia del orgasmo femenino es la historia de la iniquidad colosal. Justo ahí, donde amamos. ¿Cómo nos la hemos ingeniado para hacer dificultoso, laborioso, imposible, lo que podría ser tan simple? ¿Cómo construimos con siglos de palabras el dique que reprime la intensidad femenina? Es un hecho, la palabra puta ha creado más anorgasmias que la clitoridectomía.

El erotismo femenino

Las mujeres somos “lentas”. Esa es una diferencia sexual reconocida. Nos sobran razones para serlo. La sensualidad femenina es gratuita, innecesaria para la concepción, eminentemente viciosa. Nuestro orgasmo no es reproductivo, estalla en el cuerpo. La sensualidad femenina, entonces, sucede en el inquietante espacio del “más allá” de lo indispensable. Marca, en su “lentitud”, el territorio de un erotismo disruptivo. El orgasmo femenino es el exceso de un exceso, la realización evidente del fornicio.

¿Dónde colocar el desafío de lo distinto? En los extremos. En la madre y la puta, en la santa y la endemoniada, en la frigidez y los excesos sobrenaturales de las brujas. “¿Cuántos penes tiene el diablo?”, preguntaba el inquisidor —compulsivamente— a la “poseída”. ¿Qué estaría preguntando ese señor? Fantasmagorías. ¿Cuántos penes se necesitan para convertir a una mujer en una “poseída” que habla en lenguas? “Uno”, respondería una mujer. “El tuyo”. ¿Dónde termina ese deseo tuyo que fisiológicamente parece que no termina? “En tu abrazo”. Es muy probable que éstas fueran sus respuestas. Pero quizá lo que ha convertido a la sensualidad femenina-masculina en un desencuentro cultural mayor, plagado de malentendidos, es que con demasiada frecuencia las preguntas masculinas que aparentemente nos interrogan, no nos están dirigidas. Nos concierne la necesidad de avanzar, lentamente, de la discontinuidad, a la fusión.
...Quieres leer mas? Página 8 http://issuu.com/editorialjus/docs/revista_mayo_2013/9


La mujer liberó sus pechos y él poseyó su madurez
de José Ortega

Muchas veces me pregunté por qué mi héroe preferido, Gilgamesh, el rey de la ciudad de Uruk, en la olvidada Mesopotamia, es un desconocido para nuestra cultura. Me pregunté también muchas veces por qué motivo una figura como Hércules, que parece bastante superficial en la imagen que nos transmite de él por ejemplo Apolodoro, forma parte de nuestra vida cotidiana y se ha instalado con tanta fuerza en la memoria colectiva.

Gilgamesh es un héroe a nuestra medida: duda, sufre, experimenta el miedo y asume una aventura imposible, no como un semidiós, sino como ser humano imperfecto. Hércules parece un personaje de plástico o de metal. Es mecánico, sus especialidades son pegar y robar y aparentemente no siente, sólo actúa. Esta diferencia entre el héroe cuyos temores conocemos y cuyo pensamiento guía sus acciones y el personaje de cartón piedra que se limita a ir de aquí para allá puede ser una buena imagen para ilustrar la diferencia entre la buena literatura y esa cosa que llamamos best sellers, en los que el protagonista se limita a hacer cosas previsibles.

Tantas veces como me hice aquellas preguntas encontré una respuesta sencilla: existe un prejuicio cultural y posiblemente también racial, por el que nos han hecho creer que nuestras raíces comienzan y terminan en Grecia. El discurso cultural dominante rechaza todo vínculo con los oscuros mitos sumerios, akadios, egipcios, babilonios, asirios o ugaríticos, y nos proclama herederos de la democracia, la filosofía y la racionalidad griega. Quisiera romper ese convencimiento a través de dos conceptos que tienen que ver con dos hábitos sexuales proscritos.

Quieres saber mas? ...Lee la página 14 de Justa Edición digital de mayo http://issuu.com/editorialjus/docs/revista_mayo_2013/15

Aproximación al objeto erótico por Daniel Pico

En 1874 un grupo de policías entra al estudio del fotógrafo Henry Hayler en Inglaterra y destruye más de 6000 trabajos de desnudos, acusando a su autor de contenido obsceno y de proliferar pornografía. Comienza de esta forma la censura del desnudo, pero no se establecen aún normas o directrices de contenidos
El mundo del erotismo tiene gestores históricos (como Hayler), quienes en su mayoría de veces comparten contenidos estéticos o artísticos que motivan a la división de lo erótico y pornográfico.
¿Por qué deslindar el contenido pornográfico de su actor erótico?
El sexo, en su desmesurado auge, parece no permitir exclusividad alguna, y nuestra modernidad ya no se siente conmovida ante un desnudo como actor erótico ni menos aún como pornográfico.
Desde el nacimiento de la fotografía, pasando a su etapa de color y video…, es en los años ochenta con la proliferación de cámaras de uso popular que el mundo del sexo vio a gestores independientes abrirse paso con métodos rudimentarios, la escalada fue incontrolable. Los contenidos sexuales no tienen leyes de propiedad intelectual que sostenga con éxito la demanda; ante esto, la mejor salida que encontraron sus directores fue abrir las fronteras al tabú y por medio de ello enlazar contenidos que se consideran “eróticos”.
El tabú sexual es ofrecido de conformidad a leyes de contenido vigentes, que por alguna razón sostienen límites universales: donde todo es permitido entre adultos que al menos parezcan estar de acuerdo con lo que representen o ejecuten.
El tabú se prepara, de esta forma, para crear un paradigma para “iniciados”, quienes no son otra cosa que personas que pueden soportar sus contenidos, y, dentro de esto, el contenido erótico depende (y aquí está la clave) del espectador....
Quieres leer mas? 
Busca en la página 20 de Justa http://issuu.com/editorialjus/docs/revista_mayo_2013/21



Entrevista exclusiva a la reina del erotismo español: Megan Maxwell

Tus novelas Pídeme lo que quieras y Pídeme lo que quieras: ahora y siempre están dentro del género erótico y han tenido gran éxito. ¿Qué es lo que para ti diferencia lo erótico de lo pornográfico, dentro de la literatura, y el arte en general?

Lo erótico, desde mi punto de vista, tiene que estar escrito con sensualidad y gusto y lo pornográfico no. Pero eso es mi opinión, que no quiere decir que sea la válida para todos.
Lee toda la entrevista en la página 31 de Justa
http://issuu.com/editorialjus/docs/revista_mayo_2013/31

Eros sin psique, una muerte anunciada
por Mercedes Mayol
 
La primera muestra de arte erótico de la que se tiene conocimiento data de la era prehistórica, para más detalles en el período paleolítico, unos tres mil años antes de Cristo, años más, años menos. Se trata de una figura de piedra a la cual, supongo yo, los legos de nuestra era han bautizado con el nombre de La Venus de Willendorf. Si bien la figura en sí no es el epítome de la belleza actual, lo cierto es que deja nuestra rebeldía transgresora, con respecto al erotismo, totalmente desarmada.

Sres., lamento informaros que no éramos los reyes del mambo y, como dijo Rose Bertin (modista ella, de la sensual María Antonieta), ante las exigencias de su soberana de un vestuario innovadoramente sexy: “No hay nada nuevo señora mía, salvo lo que se ha olvidado”.

El erotismo es tan antiguo como la raza humana, los deseos y las pulsiones han existido desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer, pero con ciertas distinciones.

Durante siglos este territorio era cosa de hombres y, aunque en más de una ocasión éstos hayan usado subterfugios tales como narrar en primera persona como una damisela cachonda, lo cierto es que, debido a que nuestra libertad (femenina) se encontraba limitada por un inexorable embarazo y posterior cuidado de los niños, nuestra diversión se terminaba nomás al comenzar.
Lee el artículo completo en http://issuu.com/editorialjus/docs/revista_mayo_2013/23Página 22

Liberación sexual
Saúl Martínez 

Surgimiento de diferentes grupos y prácticas sociales


En la segunda mitad del siglo xx se presentaron cambios sociales de gran importancia, que repercutieron en la reestructuración de la moral imperante hasta entonces en Occidente. Los cambios en las relaciones sociales fueron, entre otras causas, secuela de los grandes acontecimientos bélicos del siglo xx, que dentro de los países involucrados en dichos encuentros, dieron pie al surgimiento de diversos cuestionamientos en la generaciones posteriores quienes no encontraron un vínculo que los enlazara con las creencias y prácticas de las generaciones anteriores.

Movimientos contraculturales como la llamada Generación Beat, que fue seguido por el movimiento hippie durante finales de los sesenta y principios de lo setenta en Estados Unidos, fueron muestra de lo que ocurría en el tejido social; la mayor parte de estos movimientos, que a la postre se extendieron a otras regiones del mundo como América Latina, llevaban consigo la bandera de la libertad de la especie humana, tanto en hombres como en mujeres, que además abarcaba diferentes aspectos de la vida social.

Una de las áreas, cuya emancipación se acentuó en este periodo, fue la libertad sexual. Ésta devino de muchos factores que al conjugarse dieron comienzo al surgimiento de nuevas prácticas que al principio fueron condenadas y vedadas por la población más tradicional, así como por organizaciones religiosas.
Lee el resto del artículo en: http://issuu.com/editorialjus/docs/revista_mayo_2013/27

La muerte chiquita de Raúl Lara 

El escritor cubano Severo Sarduy (1937-1993), en su ensayo “El barroco y el neobarroco” (1972), realiza una analogía entre esta corriente artística (barroco) y el erotismo; en el primero ve una suerte de saturación de los elementos estéticos en una obra de arte que no tienen una utilidad práctica, lo que logra comparar con el erotismo en cuanto a que éste no tiene como fin la reproducción sexual, el fin del erotismo está en sí mismo. Puede parecer extraño mencionar el barroco al inicio de un tema que se vincula con la muerte, específicamente con la relación entre ésta y el erotismo, pero, como siempre, un asunto puede llevar al otro, las excusas sobran para iniciar algo, es parte del preludio.
Una idea parecida formula George Bataille (1897-1962) cuando se remonta la creación de la herramienta de trabajo por el hombre primitivo (Neanderthal), la cual marca una separación entre el ser humano y el animal, en este caso la herramienta tiene un fin, el de adquirir una ganancia, el alimento, construir, etc. Por su parte, el erotismo es otro elemento en el ser humano que lo separa del animal, ya que éste surge a partir de que los humanos tienen conciencia de la muerte, contrario a los animales, según Bataille. Dicho erotismo no tiene un fin práctico como la herramienta que proporciona una “ganancia”, sino lo contrario, paradójicamente, se “obtiene” una pérdida. El “objetivo” del erotismo es la búsqueda del deleite.

Y mas...mucho mas

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