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Sugerencias: Caza mayor y otros relatos, Alejandro Ramírez
By : Unknown
Nombre del Autor: Alejandro Ramírez.
En torno de una mesa de billar, lo mismo que extraviados en la espesura silvestre, o en el laberinto de las convenciones sociales, o bajo el clima sobrenatural de los mitos, los personajes de Alejandro Ramírez están embarcados siempre en el mismo juego: cazar o ser cazados. Algunos de estos relatos son brutalmente explícitos, otros más aprovechan el peso de una tradición milenaria que nos ha hecho familiares a ciertos seres míticos… pero todos ellos son inteligentes, sorpresivos, bien armados… y necesitan la complicidad del lector.
Personajes deseosos, atrapados en el laberinto sin sosiego de la urbe, conforman los veinticuatro paisajes literarios de Caza mayor y otros relatos, volumen de Alejandro Ramírez Flores –autor que comenzó publicando colecciones de cuentos como Los días de calor, Color de noche, Entre mitos y flautas (Ediciones El Ermitaño) y Tiempo de cuentos (Minimalia)– y ahora gana mayor visibilidad a través de Editorial Jus.
Como mandan los cánones del género –con prosa certera, manejo efectivo de la sorpresa, el asombro cotidiano y la pulsión sexual–, Ramírez pone de su lado al lector: lo que le cuenta pesa como experiencia que se quiere compartir porque es sabrosa, inquietante, y se siente cercana, sin importar que en ocasiones el personaje portador de los estímulos sea vampiro u hombre lobo.
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Jus es una de las pocas editoriales en México que le apuesta al cuento, pese a su escaso éxito comercial. No solo publica cuento Jus, sino también a autores emergentes que frecuentan el género. No es el caso de Alejandro Ramírez. Aunque no se trata de un autor con gran reconocimiento en su país, Ramírez ha publicado antes varios cuentarios en Ediciones El Ermitaño, entre los que están Entre mitos y flautas,Color de noche y Los días de calor.
El libro con el que se suma a la nómina de autores de Jus, Caza mayor y otros relatos, está compuesto de relatos de muy diversa factura. Hay tres líneas que sobresalen: por un lado, un puñado de minificciones; por otro, relatos cuyos personajes brincan de uno a otro cuento y que tienen un billar como escenario común; por último, narraciones de corte erótico. Estas tres líneas no aparecen separadas, sino que se alternan a lo largo de la obra.
La línea menos afortunada es la de las minificciones. Se trata de textos abstractos, sin ubicación espacial, con personajes sin nombre, que suelen ser protagonizados por criaturas del cielo y del infierno. Nada hay en ellos que merezca gran atención. En vez de buscar dejar un impacto duradero en el lector, más allá de una sorpresa sacada de la manga, le apuestan a los chispazos de ingenio. El libro habría estado mejor sin ellos. Hay una excepción. Se llama “Ceremonia” y relata, en apariencia, una suerte de rito milenario que culminará con el sacrificio del protagonista; la última línea, sin embargo, revela que se trata de una ceremonia muy distinta a la que imaginábamos. Además de dar una vuelta de tuerca al cuento, esa última línea nos da una nueva perspectiva del acto en cuestión y lo critica.
La línea de los cuentos del billar está compuesto de relatos de calidad diversa. Uno de los mejores entre ellos es el que abre el cuentario, “El juramento”. Como en casi todos los textos del libro, el autor procura en este guardar una sorpresa final al lector. Dicha sorpresa no solo resulta insospechada y efectiva, y hace encajar todas las piezas de texto, sino que alcanza a sugerir el cuestionamiento de algún vicio social y un dolor bien arraigado en el interior de uno de los personajes. Otros de los ejemplos de esta línea solo buscan ser simpáticos y para ello recurren a casualidades inverosímiles, de modo que no resultan muy logrados.
La línea erótica es, en general, afortunada. “Paraíso”, “La llamada” y “Caza mayor” están pletóricos de tensión sexual, de fantasías realizadas, de buenas excusas para darle rienda suelta a la imaginación. “La llamada” incluso invita a reflexionar sobre los secretos motivos para incidir en lo prohibido: ¿el acto mismo o el hecho de no estar permitido, el riesgo de ser descubierto?
Dos de los mejores cuentos del libro escapan de la clasificación tripartita aquí propuesta. Aunque es un tanto más extenso de lo que habría sido necesario, “Bodas de oro” da cuenta, a través de un mínimo acto de subversión, de las miserias de una vida sometida a las convenciones. En cuanto a “Como en el metro”, mi favorito del grupo, en apenas un par de páginas propone un emotivo contraste entre los sueños e ilusiones de la juventud y las mediocridades y abandonos de la vida cotidiana.
Quizá el destino de la mayoría de los libros de cuentos es ser desiguales. Quizá en ello radique su desventaja frente a la novela: mientras que esta está conformada como un proyecto con unidad, con independencia de su complejidad o de los planos narrativos que ostente, el cuentario por lo regular se compone de historias independientes, y es natural que unas sean mejores que otras. En cuanto aCaza mayor y otros relatos, varios de los cuentos incluidos parecen sobrar, mientras que otros, quizá una minoría, consiguen la rendondez deseada. Sin embargo, la mayoría de ellos tienen en común la amenidad, ya que al autor no le faltan instinto ni vocación de contar, virtudes que valoro mucho más que la palabrería y la pretensión de los “intelectuales” disfrazados de narradores.
*Caza mayor y otros relatos, Alejandro Ramírez, México, Jus, 2011, 125 páginas.
Información obtenida en: http://www.libro-adicto.com/2011/03/caza-mayor-y-otros-relatos-alejandro.html