Biografías: Jean-Paul Sartre
By : UnknownJean-Paul Charles Aymard Sartre (París, 21 de junio de 1905 – idem, 15 de abril de 1980), conocido comúnmente como Jean-Paul Sartre, fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista. Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura, en 1964, pero lo rechazó explicando en una carta a la Academia Sueca que él tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones. Fue pareja de la también filósofa Simone de Beauvoir.
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Biografía
Los padres de Sartre fueron Jean-Baptiste Sartre, un oficial naval, y Anne-Marie Schweitzer, hermana de Albert Schweitzer. Su padre murió de fiebre cuando él tenía apenas quince meses, y Anne-Marie lo crio con ayuda de su abuelo, Charles Schweitzer, quien enseñaría matemáticas a Jean-Paul y le introduciría desde muy joven a la literatura clásica.La filosofía le atrajo desde su adolescencia en los años veinte, cuando leyó Essai sur les données immédiates de la conscience (Ensayo sobre los datos inmediatos de la consciencia) de Henri Bergson. Influenciado por Immanuel Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Søren Kierkegaard, Edmund Husserl, y Martin Heidegger, entre otros.
Estudió en París en la "elitista" École Normale Supérieure, graduándose en 1929 con un Doctorado en Filosofía. Es durante sus estudio que conoció a Simone de Beauvoir y a Raymond Aron. Sartre y de Beauvoir se volvieron compañeros inseparables durante el resto de sus vidas, quienes juntos combatieron las suposiciones y expectativas de la vida burguesa llevando una relación no monógama.[cita requerida].
Fue soldado conscripto del Ejército Francés entre 1929 a 1931. Declaró posteriormente en 1959, que cada francés era responsable colectivamente de los crímenes durante la Guerra de Independencia de Argelia (que era una colonia francesa).2
En 1939 Sartre sirvió como meteorólogo en el Ejército Francés durante la Segunda Guerra Mundial. 3 Fue capturado por tropas alemanas en 1940 en Padoux, pasando 9 meses como prisionero de guerra en Nancy y luego en Stalag.
En 1964 rehusó el Premio Nobel de Literatura, alegando que su aceptación implicaría perder su identidad de filósofo.
Su vida se caracterizó por una actitud militante de la filosofía. Se solidarizó con los más importantes acontecimientos de su época, como el Mayo Francés, la Revolución Cultural china —en su etapa de acercamiento a los maoístas, al final de su vida— y con la Revolución Cubana. A pesar de su abrumadora fama mundial, Sartre mantuvo su vida sencilla, con pocas posesiones materiales y activamente comprometido a varias causas hasta el final de su vida.
Falleció el 15 de abril de 1980, a los 74 años de edad, en el hospital de Broussais tras una enfermedad, que de hecho le apartó de la dirección de Libération años antes. Fue enterrado el 20 de abril, rodeado de una inmensa multitud. Más de 20.000 personas acompañaron el féretro hasta el cementerio de Montparnasse, en París, donde descansan sus restos.

Tumba de Jean-Paul Sartre y de Simone de Beauvoir, en el cementerio de Montparnasse (París, Francia).
Pensamiento
Artículo principal: Existencialismo.
En una primera etapa desarrolló una filosofía existencialista, a la que corresponden obras como El ser y la nada (1943) y El existencialismo es un humanismo (1946). Desde que en 1945 fundó la revista Les Temps Modernes se convirtió en uno de los principales teóricos de la izquierda. En una segunda etapa se adscribió al marxismo, cuyo pensamiento expresó en La crítica de la razón dialéctica (1960), aunque él siempre consideró esta obra como una continuación de El ser y la nada.Sartre considera que el ser humano está "condenado a ser libre", es decir, arrojado a la acción y responsable plenamente de su vida, sin excusas. Aunque admite algunos condicionamientos (culturales, por ejemplo), no admite determinismos. Concibe la existencia humana como existencia consciente. El ser del hombre se distingue del ser de la cosa porque es consciente. La existencia humana es un fenómeno subjetivo, en el sentido de que es conciencia del mundo y conciencia de sí (de ahí lo subjetivo). Sartre se forma en la fenomenología de Husserl y en la filosofía de Heidegger (discípulo éste de aquél). Se observa aquí la influencia que ejerce sobre Sartre el racionalismo cartesiano. En este punto se diferencia de Heidegger, quien deja fuera de juego a la conciencia.
Si en Heidegger el Dasein es un «ser-ahí», arrojado al mundo como «eyecto», para Sartre el humano en cuanto «ser-para-sí» es un «pro-yecto», un ser que debe «hacerse».
El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.Consecuentemente para Sartre en el ser humano «la existencia precede a la esencia», que explica con un ejemplo: si un artesano quiere realizar una obra, primero «la» piensa, la construye en su cabeza: esa prefiguración será la esencia de lo que se construirá, que luego tendrá existencia. Los seres humanos, no son el resultado de un diseño inteligente, y no tenemos dentro nuestro algo que nos haga «malos por naturaleza» o «tendientes al bien» —como diversas corrientes filosóficas y políticas han creído—, y continua: «Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros mismos mediante nuestros actos», éstos nos son ineludibles: no actuar es un acto en sí mismo puesto que nuestra libertad no es algo que pueda ser dejado de lado: ser es ser libres en situación, ser es ser-para, ser como "proyecto".
El existencialismo es humanismo
Relación con el comunismo
El periodo inicial de la carrera de Sartre, definida por El ser y la nada (1943), fue seguido por un segundo periodo de activismo político e intelectual. En particular, su trabajo de 1948 Manos sucias examinaba el problema de ser un intelectual y participar en la política al mismo tiempo. Nunca llegó a afiliarse al Partido Comunista Francés (PCF), aunque fue simpatizante de la izquierda y desempeñó un papel prominente en la lucha contra el colonialismo francés en Argelia. Se podría decir que fue el simpatizante más notable de la guerra de liberación de Argelia. Tenía una ayudante doméstica argelina, Arlette Elkaïm, a quien hizo hija adoptiva en 1965. Se opuso a la Guerra de Vietnam, y junto a Bertrand Russell y otras luminarias organizó un tribunal con el propósito de exhibir los crímenes de guerra de los Estados Unidos. El tribunal se llamaba «Tribunal Russell».Agudamente crítico del estalinismo, su pensamiento político atravesó varias etapas: desde los momentos de Socialismo y Libertad, agrupación política de la resistencia francesa a la ocupación nazi, cuando escribe un programa basado en Saint-Simon, Proudhon y demás, cuando consideraba que el socialismo de Estado era contradictorio a la libertad del individuo, hasta su brevísima adhesión al Partido Comunista Francés, y su posterior acercamiento a los maoístas. Su principal trabajo en el intento de comunión entre el existencialismo y el marxismo fue Crítica de la razón dialéctica, publicado en 1960.
El énfasis de Sartre en los valores humanistas de Marx y su resultante énfasis en el joven Marx lo llevaron al famoso debate con el principal intelectual comunista en Francia de los años sesenta, Louis Althusser, en el que éste trató de redefinir el trabajo de Marx en un periodo pre-marxista, con generalizaciones esencialistas sobre la humanidad, y un periodo auténticamente marxista, más maduro y científico (a partir del Grundrisse y El capital). Algunos dicen que éste es el único debate público que Sartre perdió en su vida, pero hasta la fecha sigue siendo un evento controvertido en algunos círculos filosóficos de Francia.
Durante la Guerra de los Seis Días se opuso a la política de apoyo a los árabes, pregonada por los partidos comunistas del mundo (excepto Rumanía). Y, junto con Pablo Picasso, organizara a 200 intelectuales franceses para oponerse al intento de destrucción del estado de Israel, haciendo un llamado a fortalecer los sectores antiimperialistas de ambas partes como única forma de llegar a una paz justa y al socialismo. Sartre es un admirador del kibutz.4
El existencialismo sartriano
En el pensamiento de Sartre, cabe destacar las siguientes ideas:- Conciencia prerreflexiva y conciencia reflexiva: La conciencia prerreflexiva es el mero hecho de percatarnos de algo, el tener conciencia de algo, y la conciencia reflexiva (el ego cogito cartesiano), surge cuando me doy cuenta de que me estoy percatando de algo.
- El ser-en-sí: Sartre rechaza el dualismo entre apariencia y realidad y sostiene que la cosa es la totalidad de sus apariencias. Si quitamos lo que en la cosa es debido a la conciencia, que le confiere la esencia que la constituye en tal cosa y no en tal otra, en la cosa sólo queda el ser-en-sí.
- El ser-para-sí: Si toda conciencia es conciencia del ser tal como aparecer, la conciencia es distinta del ser (no ser o nada) y surge de una negación del ser-en-sí. Por tanto, el para sí, separado del ser, es radicalmente libre. El hombre es el no-ya-hecho, el que se hace a sí mismo.
- El ser-para-otro: Sartre defiende que mi yo revela la indubitable presencia del otro en la relación en que el otro se me da no como objeto sino como un sujeto (ser-para-otro).
- Ateísmo y valores: Para el filósofo, la existencia de Dios es imposible, ya que el propio concepto de Dios es contradictorio, pues sería el en-sí-para-sí logrado. Por tanto, si Dios no existe, no ha creado al hombre según una idea que fije su esencia, por lo que el hombre se encuentra con su radical libertad. Este ateísmo tiene una consecuencia ética: Sartre afirma que los valores dependen enteramente del hombre y son creación suya.
Publicaciones
Durante las décadas de 1940 y 1950, las ideas de Sartre eran muy populares, y el existencialismo fue la filosofía preferida de la generación beatnik en Europa y Estados Unidos. En 1948, la Iglesia Católica listó todos los libros de Sartre en el Index Librorum Prohibitorum. La mayoría de sus obras de teatro están llenas de símbolos que sirven de instrumento para difundir su filosofía. La más famosa, Huis Clos (A puerta cerrada), contiene la famosa línea: «L'enfer, c'est l´Autre» («El infierno es el Otro»). El Otro —en francés tiene un alcance universal y casi metafísico— como otredad, como alteridad radical.5Además del impacto de La náusea, la mayor contribución literaria de Sartre fue su trilogía Los caminos de la libertad (compuesta por tres libros: La edad de la razón, El aplazamiento, y La muerte en el alma), que traza el impacto de los eventos de la pre-guerra en sus ideas. Se trata de una aproximación más práctica y menos teórica al existencialismo.
Sobresale también su famoso ensayo sobre Gustave Flaubert: El idiota de la familia. Es un minucioso y voluminoso texto relativo al autor de Madame Bovary, donde Sartre examina cómo brota el deseo de escribir.
En 1964 Sartre escribió una autobiografía denominada Les mots (Las palabras). Ese mismo año se le concedió el Premio Nobel de Literatura, que declinó.
Psicología existencial
Sartre rechazó durante décadas la noción del Unbewußtsein («lo inconsciente»), particularmente la planteada por Freud. Argumentaba que lo inconsciente era un criterio «característico del irracionalismo alemán», y por tal motivo se oponía a una psicología que se basara en un «irracionalismo».De este modo es que Sartre intentó un «psicoanálisis racionalista» al cual llamó «psicoanálisis existencial», basándose en una total autocrítica del sujeto hasta profundización que eliminara la «mala fe», que es un autoengaño (basado principalmente en racionalizaciones) por las cuales el sujeto pretende tranquilizarse, y al tratarse precisamente de «fe», el individuo cree ciegamente en ellas sin cuestionarlas. Y argumenta: «Un ser humano adulto no puede ni debe estar defendiendo sus defectos en hechos ocurridos durante su infancia, eso es mala fe y falta de madurez».
Conclusiones
Las posturas radicales y pesimistas de Sartre que aparecen en la novela La náusea (1938) y en El ser y la nada (1943) evolucionaron hacia una postura algo más optimista en El existencialismo es un humanismo (1946). Ahí ya no insiste en que el hombre sea una «pasión inútil», sino que el existencialismo se presenta como una doctrina de la acción, aunque permanezca la angustia.El humanismo clásico admira a la humanidad en virtud de las producciones o valores de algunos hombres concretos, y considera que esencialmente el ser humano es el más perfecto de todos los seres, pues está hecho a semejanza del Dios trascendente. Este humanismo clásico es absurdo, dice Sartre. Frente a él, el existencialismo es un humanismo porque es una filosofía de la acción y de la libertad: la dignidad humana radica en la libertad; gracias a ella el ser humano siempre trasciende su situación concreta, aspira al futuro sin estar determinado por su pasado, se traza metas y construye su ser. De ahí que el existencialismo sea también una doctrina de la acción. Además, es una teoría para la cual el único universo es el universo humano. Esto quiere decir que la esfera de cosas con las que el hombre trata no está marcada por algo trascendente, ni por la naturaleza. La esfera de cosas que atañen al hombre depende de su propia subjetividad; no hay otro legislador que el hombre mismo.
Obras
Novelas y relatos
- La náusea (La nausée, 1938)
- El muro (Le mur, 1939), incluye:
- El muro (Le mur)
- La cámara (La chambre)
- Eróstrato (Érostrate)
- Intimidad (Intimité)
- La infancia de un jefe (L'enfance d'un chef)
- Los caminos de la libertad (Les chemins de la liberté, 1945–1949):
- I: La edad de la razón (L'âge de raison, 1945)
- II: El aplazamiento (Le sursis)
- III: La muerte en el alma (La mort dans l'âme, 1949)
- La suerte está echada (Les jeux sont faits) (1947)
Obras teatrales
- Barioná, el hijo del trueno (Bariona, ou le fils du tonnerre , 1940) [2]
- Las moscas (Les mouches, 1943)
- A puerta cerrada (Huis clos, 1944)
- Muertos sin sepultura (Morts sans sépulture, 1946)
- La puta respetuosa (La putain respectueuse, 1946)
- Las manos sucias (Les mains sales, 1948)
- El diablo y Dios (Le diable et le bon Dieu, 1951)
- Kean (1954)
- Nekrasov (1955)
- Los secuestrados de Altona (Le Sequestres d'Altona, 1959)
- Les Troyennes (1965)
Ensayos
- Situaciones (Situations, 1947–1976):
- Situaciones I: El hombre y las cosas (1947)
- Situaciones II: ¿Qué es la literatura? (Qu'est-ce que la littérature?, 1948)
- Situaciones III: La República del silencio: estudios políticos y literarios (1949)
- Situaciones IV: Literatura y arte (1964)
- Situaciones V: Colonialismo y neocolonialismo (Colonialisme et néo-colonialisme, 1964)
- Situaciones VI: Problemas del marxismo 1 (Problèmes du marxisme I, 1964)
- Situaciones VII: Problemas del marxismo 2 (Problèmes du marxisme II, 1965)
- Situaciones VIII: Alrededor del 68 (Autour de 68, 1972)
- Situaciones IX: El escritor y su lenguaje y otros textos (1972)
- Situaciones X: Autorretrato a los setenta años (1976)
Obras filosóficas
- La imaginación (1936)
- La trascendencia del ego (1938)
- Bosquejo de una teoría de las emociones (1939)
- Lo imaginario. Psicología fenomenológica de la imaginación (L'imaginaire. Psychologie phénoménologique de l'imagination, 1940)
- El ser y la nada (L´être et le néant, 1943)
- El existencialismo es un humanismo (1945 y 1949)
- Crítica de la razón dialéctica (Tomo I) (Critique de la raison dialectique, 1960)
Crítica literaria
- Baudelaire (1947)
- San Genet: comediante y mártir (Saint Genet comédien et martyr, un estudio sobre Jean Genet) (1952)
- El idiota de la familia (L'idiot de la famille, un estudio sobre Flaubert) (1972)
Otras obras
- Reflexiones sobre la cuestión judía (1946)
- El engranaje (L'Engrenage, 1948)
- Las palabras (Les mots, 1964, autobiografía de su infancia)
Publicaciones póstumas
- Cuadernos por una moral (Cahiers pour une morale, 1983)
- Carnets de la drôle de guerre (1983)
- Verdad y existencia (Vérité et existence, 1989), Paidós I.C.E. / U.A.B., Barcelona, 1996. Trad. de Alicia Puleo. Revisión de la traducción,notaAmoros.
- Crítica de la Razón Dialéctica (Tomo II)
Véase también
- Literatura francesa
- La filosofía de Martin Heidegger
- Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra
Referencias
- ↑ «Sartre's Debt to Rousseau» (PDF). Consultado el 2 Marzo de 2010.
- ↑ James D. Le Sueur, y Pierre Bourdieu (2005). Uncivil War: Intellectuals and Identity Politics During the Decolonization of Algeria. University of Nebraska Press. pp. 8=178. ISBN 0-8032-8028-9.
- ↑ Plantilla:Cite libro
- ↑ [1] Sartre: The Philosopher of the Twentieth Century
- ↑ (Grüner, E., 2005, El fin de las pequeñas historias)
Enlaces externos
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Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Jean-Paul Sartre.
- Sartre, los intelectuales y la política
- Sartre y el marxismo
- El humanismo del existencialismo
- Sartre en la Biblioteca Virtual Cervantes (Universidad de Alicante, España)
- Carla Cordua Sommer: Gerencia del Tiempo. Ensayos sobre Sartre
- Hablemos de Sartre. Página dedicada al pensador elaborada por el escritor Germán Uribe
- Los últimos días de Sartre: el infierno son los otros
- La náusea de Sartre
- Acerca del existencialismo
- Sartre, un siglo
- Extracto de entrevista a Sartre (Video).
- Tesis, monografías, documentos acerca de Sartre
- Sartre; Teoría fenomenológica de las emociones, existencialismo y conciencia posicional del mundo - Adolfo Vasquez Rocca PH. D
Las malas personas no pueden ser buenos periodistas, por Ryszard Kapuściński
By : Unknown
Para los periodistas que trabajamos con las personas, que intentamos comprender sus historias, que tenemos que explorar y que investigar, la experiencia personal es, naturalmente, fundamental. La fuente principal de nuestro conocimiento periodístico son «los otros». Los otros son los que nos dirigen, nos dan sus opiniones, interpretan para nosotros el mundo que intentamos comprender y describir.
No hay periodismo posible al margen de la relación con otros seres humanos. La relación con los seres humanos es el elemento imprescindible de nuestro trabajo. En nuestra profesión es indispensable tener nociones de psicología, hay que saber cómo dirigirse a los demás, cómo tratar con ellos y comprenderlos.
Creo que para ejercer el periodismo, ante todo hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento en parte de su destino. Es una cualidad que en psicología se llama «empatía». Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás.
En este sentido, el único modo correcto de hacer nuestro trabajo es desaparecer, olvidarnos de nuestra existencia. Existimos solamente como individuos que existen para los demás, que comparten con ellos sus problemas e intentan resolverlos, o al menos describirlos.
***
Del libro: Los cínicos no sirven para este oficio (Anagrama, 2002)
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Noticias culturales,
Por qué es tan malo Paulo Coelho, por Héctor Abad Faciolince
By : Unknown
Traducido a 56 idiomas, publicado en 150 países, con más de 54 millones de libros vendidos, a Paulo Coelho hay que reconocerle al menos una virtud: es una mina de oro para sí mismo y para las editoriales. En su libro de mayor éxito, El alquimista (1988), un pastor de ovejas andaluz viaja hasta las pirámides de Egipto en busca de un tesoro. Antes de llegar a su destino se encuentra con el gran mago que posee los dos pilares de la sabiduría alquímica, es decir, sabe destilar el elíxir de la larga vida y ha fabricado un huevo amarillo, la piedra filosofal, con cuya ralladura se puede convertir en oro cualquier otro metal.
En su viaje hacia las tumbas de los faraones el alquimista le ha revelado al muchacho otro secreto: “Cada hombre sobre la faz de la tierra tiene un tesoro que lo está esperando”. Luego le explica que si no todos encontramos este tesoro personal, es porque “los hombres ya no tienen interés en encontrarlo”. Sospecho que muchos desgraciados se consuelan creyendo semejante ingenuidad. Vista descarnadamente, es sólo una simpleza o una pía ilusión. Sin embargo hay algo que tenemos que conceder, y es que sin duda Paulo Coelho encontró su propio tesoro, en cierto sentido su piedra filosofal: la ralladura sosa y rosa y empalagosa de su prosa se convierte —como por arte de magia— en oro editorial, en millones de copias de consumo masivo de mediocridad. Pero ¿cómo lo hace? ¿Y por qué, siendo un escritor tan rudimentario en el uso del lenguaje, tan pobre en el pensamiento y tan elemental en sus recursos estilísticos, consigue tocar la sensibilidad de tanta gente?
No voy a dar la respuesta más obvia e inmediata, la que todos dan: Si Coelho vende por sí solo más libros que todos los demás escritores brasileños juntos, esto se debe precisamente a que sus libros son tontos y elementales. Si fueran libros profundos, complejos literariamente, con ideas serias y bien elaboradas, el público no los compraría porque las masas tienden a ser incultas y a tener muy mal gusto. Claro que en los millones de ejemplares vendidos hay algo de esto. Pero también existen muchísimos libros tan malos como los de Coelho que no tienen ningún éxito y, al contrario, hay unos cuantos libros excelentes y literariamente impecables que se venden por millones. En vez de tranquilizarnos con respuestas facilistas y tautológicas (el vulgo es vulgar, el mercadeo vende), conviene examinar con cuidado los libros de Coelho y no desdeñarlos de entrada con altivo esnobismo. Me he impuesto el ejercicio de leerlos para tratar de descubrir en qué estrategias temáticas y narrativas podría residir su extraordinario éxito editorial.
La primera respuesta que me di, apenas empezando la lectura de algunos de sus libros, fue que quizá Coelho disfrazaba de misterio y asombro las puras tonterías. Oigan esta, por ejemplo: “Era un día caluroso y el vino, por uno de estos misterios insondables, conseguía refrescar un poco su cuerpo”. De verdad, qué misterio insondable que un líquido quite la sed. Después me di cuenta de que sus técnicas narrativas no se agotan en la simple estupidez; son algo más hábiles y algo menos burdas.
Para empezar, los libros de Coelho explotan hábilmente un universal humano: nuestra fascinación por los poderes de adivinación y conocimiento sobrenaturales. Ya Thomas Hobbes en su clásicoLeviatán (1651) señalaba la irresistible atracción (y por lo tanto el fácil engaño) que padecemos los seres humanos ante todo tipo de presagios. Es una tradición muy antigua (una socorridísima mina de oro, una piedra filosofal) explotar esta debilidad de nuestra psicología. Copio el resumen que hace Hobbes de estos engaños, el cual es preciso y exhaustivo, y parece a su vez un resumen de las técnicas de seducción esotérica que Coelho utiliza en sus libros:
“Así se hizo creer a los hombres que encontrarían su fortuna en las respuestas ambiguas y absurdas de los sacerdotes de Delfos, Delos, Ammon y otros famosos oráculos, cuyas respuestas se hacían deliberadamente ambiguas para que fueran adecuadas a las dos posibles eventualidades de un asunto (…). A veces en las frases desprovistas de significado de los locos, a quienes se suponía poseídos por un espíritu divino: a esta posesión se la llamaba entusiasmo, y a estos modos de predecir acontecimientos se les denominaba teomancia o profecía. A veces en el aspecto que presentaban las estrellas en su nacimiento, a lo cual se llamaba horoscopia. A veces en sus propias esperanzas y temores, en lo llamado tumomancia o presagio. A veces en las predicciones de los magos, que pretendían conversar con los muertos, a lo cual se llamabanigromancia, conjuro y hechicería, y no es otra cosa sino impostura y fraude. A veces en el vuelo casual o en la forma de alimentarse las aves, lo que llamaban augurio. A veces en las entrañas de los animales sacrificados, a lo que llamaban aruspicina. A veces en los sueños; a veces en el graznar de los cuervos o el canto de los pájaros. A veces en las líneas de la cara, a lo que se llamaba metoposcopia; o en las líneas de la mano, palmisteria; o en las palabras casuales, omina. A veces en monstruos o accidentes desusados, como eclipses, cometas, meteoros raros, temblores de tierra, inundaciones, nacimientos prematuros y cosas semejantes, lo que se llamabaportenta y ostenta, porque parecían predecir o presagiar alguna gran calamidad venidera. A veces en el mero azar, como en el acertijo de cara y cruz, en el juego de elegir versos de Homero y Virgilio, y en otros vanos e innumerables conceptos análogos a los citados. Tan fácil es que los hombres crean en cosas a las cuales han dado crédito otros hombres; con donaire y destreza puede sacarse mucho partido de su miedo e ignorancia”.
Veamos de qué manera, “con donaire y destreza”, Paulo Coelho le saca partido a nuestra credulidad, a nuestras debilidades y a nuestra ignorancia. Me limitaré inicialmente a El alquimista, su obra más leída, pero el mismo procedimiento se puede rastrear en otros libros suyos. El pastor de ovejas andaluz, al principio del cuento, tiene un sueño y va donde una adivina para hacérselo interpretar. Qué deleite; la gitana no sólo le interpreta el sueño (“los sueños son el lenguaje de Dios”) sino que también le lee la mano. Los sueños del protagonista son el leitmotiv del libro, y es a través de ellos como poco a poco se acerca a su tesoro en el periplo Andalucía-Pirámides-Andalucía.
Para que un mago cobre prestigio como persona capaz de predecir el futuro, mucho le conviene obrar el prodigio de adivinar el pasado. Éste es el paso siguiente en el libro de Coelho: un adivino escribe sobre la arena los episidios más significativos del pasado del joven protagonista, incluyendo la primera vez que se hizo la paja. Cabe aclarar que esta íntima revelación se expresa con palabras mucho más recatadas: “Leyó cosas que jamás había contado a nadie, como (…) su primera y solitaria experiencia sexual”.
El tono sapiente (de una sapiencia falsa, pero en fin) y el ambiguo lenguaje oracular se van soltando en pequeñas dosis a lo largo del libro. Les copio algunos ejemplos: “Cuando deseas alguna cosa, todo el Universo conspira para que puedas realizarla”; “La vida quiere que tú vivas tu Leyenda Personal”; “Todo es una sola cosa”; “Existe un lenguaje que va más allá de las palabras”; “Dios escribió en el mundo el camino que cada hombre debe seguir: sólo hay que leer lo que Él escribió para ti”; “Cualquier cosa en la faz de la tierra puede contar la historia de todas las cosas”. Pero además de este tipo de enseñanzas baratas, de seducción infalible a pesar de su pésimo gusto intelectual, el uso de la magia tradicional también va apareciendo capítulo tras capítulo. Así, el protagonista, al promediar el libro, “acompaña con los ojos el movimiento de los pájaros”. Mira las aves: “De repente, un gavilán dio una rápida zambullida en el cielo y atacó al otro. Cuando hizo este movimiento, el muchacho tuvo una súbita visión: un ejército, con las espadas desenvainadas, entraba en el oasis”. Es el clásico augurio, aunque bastante tosco, pues en vez de descifrar el acertijo del vuelo de los pájaros, al pastor le basta verlo para tener visiones.
Hay un ingrediente adicional que hace más eficaz el recurso al pensamiento esotérico. Para volverlo doctrinalmente inofensivo, para despojarlo de todo peligro satánico, Coelho lo combina con dosis adecuadas de cristianismo tradicional: citas de la Biblia, cuadros del Sagrado Corazón de Jesús, rezos del Padrenuestro… El público mayoritario no se siente en pecado porque lee herejías, y el narrador, al tiempo que se hace pasar por alguien dotado de poderes paranormales (capaz incluso de telepatía), deja saber que él es también un buen cristiano, a pesar de sus coqueteos con la magia.
Hasta aquí algunos elementos temáticos que ayudan a entender, en parte, el favor de Coelho entre los lectores. Pero además de lo temático, conviene señalar también algunas estrategias narrativas del autor brasileño. Sus técnicas para ir tejiendo la trama son tan elementales que me recordaron de inmediato el estudio clásico sobre las formas canónicas del cuento infantil. Vladimir Propp, uno de los padres de la narratología, publicó en Leningrado su monumental Morfología del cuento infantil (1928). El principal mérito de este gran trabajo consiste en haber hallado, por encima de los argumentos superficiales de cada cuento, una serie de elementos formales repetitivos. Mirados al microscopio, es posible descubrir que en todos los cuentos de hadas los personajes, por distintos que sean, acometen siempre las mismas acciones, se ven envueltos en situaciones o “motivos” análogos. Como señala Propp, “cambian los nombres de los personajes, pero no sus acciones, o funciones, por lo que se puede concluir que el cuento le atribuye operaciones idénticas a personajes distintos”.
No voy a decir que Coelho leyó a Propp, estudió cuáles son las “funciones” más elementales del relato tradicional descubiertas por el ruso, y con esta receta se dedicó a escribir el oro en polvo de sus novelas. Eso sería muy sofisticado. La cosa es más simple: Coelho usa, intuitivamente y con alguna destreza, las estructuras más primitivas del cuento infantil. Tomen ustedes cualquiera de los libros de Coelho y verán lo fácil que resulta identificar situaciones como las siguientes, señaladas por Propp en su Morfología: “El héroe abandona la casa”; “el héroe es puesto a prueba o interrogado”; “el héroe se pone en contacto con alguien que le dará un don”; “el héroe recibe un objeto mágico”; “el héroe cae en desgracia”; “el héroe se traslada o es llevado al lugar donde está el objeto de su búsqueda”; “el héroe lucha con un antagonista”; “el héroe regresa”; “el antagonista es castigado”; “el héroe se casa y sube al trono (u obtiene grandes riquezas)”.
Es inútil cansarlos con los ejemplos detallados en que las historias de Coelho parecen calcar literalmente estos esquemas elementales. Les puedo asegurar que, al menos en sus primeros libros, el brasileño repite paso a paso las estructuras narrativas reveladas por el gran formalista ruso hace casi un siglo (y éstos sí que son pronósticos: Propp no sólo describió la tradición popular, sino que anticipó las recetas de un gran éxito editorial).
Los libros más recientes de Coelho, por ejemplo el último, Once minutos (2003), son un poco menos rudimentarios que aquellos primeros títulos que lo lanzaron a la fama. En este caso la trama, nutrida por algunos elementos realistas (para esta novela Coelho usó el testimonio de prostitutas existentes), es menos infantil, menos predecible. En todo caso es posible que el inevitable desencanto que viene con los años haya hecho que este último libro de Coelho sea menos ingenuo. Pero el buen gusto estético e intelectual es muy difícil de adquirir, y por lo mismoOnce minutos (el cálculo de Coelho de lo que dura un coito), aunque menos esquemático, es un libro incluso más cursi que los anteriores. No quiero afirmar nada que no pueda demostrar con citas textuales. ¿Cuántos ejemplos necesitan para convencerse de la irremediable cursilería deOnce minutos? Podría usar un número mágico, de esos que les encantan a los autores de cuentos infantiles, siete, o tres. Para no exagerar, me voy a limitar a tres momentos:
1. La protagonista (prostituta brasileña que trabaja en Suiza, y la sola situación es ya de un sentimentalismo telenovelesco), se encuentra con un pintor joven que la invita a su casa. Ella observa que la casa es grande y está vacía. Entonces concluye: “Debía de tener dinero de verdad. Si estuviese casado no osaría hacer aquello porque siempre había gente mirando. Entonces era rico y soltero”.
2. En el final feliz de la novela este mismo pintor se le aparece a la muchacha con flores: “Ralf llevaba un ramo de rosas, y los ojos llenos de luz que ella había visto el primer día, cuando la pintaba”.
El rico y soltero que en la última página se aparece con un ramo de rosas y se lleva a la muchacha a conocer París es una situación tan perfectamente cursi que, por kitsch, creo que ni Corín Tellado se atrevería a ponerla en una fotonovela. Pero al promediar el libro hay otro momento todavía peor:
3. La prostituta le hace un regalo al pintor del que se empieza a enamorar. Abre el bolso y busca su bolígrafo. Dice: “Tiene un poco de mi sudor, de mi concentración, de mi voluntad, y ahora te lo entrego. (…) Tú tienes mi tesoro: el bolígrafo con el que he escrito algunos de mis sueños”.
Fuera de la ridiculez de la frase, que es única, hay algo todavía más perturbador: al leerla uno se imagina que el autor está copiando aquí su propia vida. Me parece ver la escena; el multimillonario que ha vendido 54 millones de ejemplares con tantas revelaciones de su estro poético, le muestra a una muchacha el objeto mágico (y fálico) con que la va a conquistar. Le dice, pensando ya en el colchón de la suite que los espera: “Te entrego mi tesoro: el bolígrafo con el que he escrito algunos de mis sueños”. Debe tener un bolígrafo para cada día, cada hotel y cada viaje. Y algo más triste: seguramente algunas víctimas, igual que miles de lectores, se dejarán conquistar con semejante frase y semejante halago. Claro que esto último es lo único que no puedo demostrar de todo lo que he dicho sobre Coelho en este artículo. Esta última situación tan sólo la supongo y es sólo una hipótesis sin fundamento, producto de una mente malpensada; todo lo demás lo he tomado directamente de sus libros.
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Texto publicado en El Malpensante (2003)
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Un adelanto de 'Personas como yo', la última novela de John Irving
By : Unknown
Tres años después de La última noche en Twisted River, publicada en 2010, la editorial Tusquets presenta la última novela del autor estadounidense. Lea el adelanto
John Irving (1942)
Crédito foto: EFE
El escritor estadounidense John Irving, uno de los autores más reconocidos e intensos, poseedor de un mundo propio, con tramas emocionantes y absorbentes, vuelve conPersonas como yo, una novela donde pone la lupa a la bisexualidad y hace una llamada a la "intolerancia contra los intolerantes".
"Personas como yo es uno de mis cuatro libros más políticos. Trata de la intolerancia sexual, del odio sexual por las minorías, y en este caso de una minoría dentro de la minoría: la bisexualidad –a la que tanto los homosexuales como los heterosexuales nunca han terminado de ver bien– y la transexualidad o transgénero", afirmó a la agencia EFEIrving en una entrevista durante su visita a España para presentar su nueva novela.
Una novela que es la decimotercera en la carrera de John Irving (Exeter, New Hampshire, 1942) autor de algunos de los títulos más esenciales en la literatura norteamericana del siglo XX y XXI como Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra –que fue llevada la cine y por la que recibió un Óscar al mejor guión adaptado–, El mundo según Garp, Oración por Owen, El Hotel New Hampshire o Hasta que te encuentre.
En una escena Personas como yo, que acaba de ser publicada por Tusquets, un personaje le dice al protagonista "Todo el mundo es intolerante con algo Bill, ¿y tú qué no toleras? y el protagonista le contesta: "La intolerancia". Esta idea de Irving recorre toda la trama de esta novela, que se inicia en los años 50 en la Costa este de EEUU y llega hasta nuestros días, en el madrileño barrio gay de Chueca.
La familia, los clubes de lucha, los outsiders, la identidad sexual, la búsqueda del padre son algunos de los ingredientes de esta y de algunos otras obras de Irving, por donde también pasan de puntillas y entretejidas escenas de deliro libertario, sexo explicito y sobre todo mucha humanidad.
En Personas como yo todo nace en un teatro de aficionados de la localidad de First Sister y también en el club de teatro del colegio, donde el adolescente Billy Dean da rienda suelta a todos sus amores y "encaprichamientos" sean del género que sean.
Todo ello en medio de una familia con algún que otro travesti, con sujetadores preparatorios, trajes, disfraces y mucho teatro de la manos de William Shakespeare,Henrik Ibsen o Tenesse Williams y muchas lecturas de Flaubert, las hermanas Brontëo el activista y escritor homosexual negro James Badwin.
Pero Irving rápidamente aclara que no hay nada de él en el protagonista, solo la primera parte, ya que su madre –"una mujer liberal defensora del derecho de los homosexuales, el aborto o las causas civiles", dice– era apuntadora como la madre del protagonista y él se pasaba tardes y tardes entre bambalinas viendo los ensayos.
"Hay poco de mí en Billy, excepto que como él, entre los 13 y 18 años, te pasas todo el tiempo imaginando y deseando hacer el amor con todo el mundo. Pero yo era un chico hetero bastante común no como Billy, por eso lo inventé, un joven que nunca estuvo en el closet", precisa este escritor que cree que en Estados Unidos están evolucionando bien los derechos de los homosexuales.
"Vamos por el buen camino –precisa–, al margen de la iglesia que nunca va a cambiar su doctrina en esto, como en su antifeminismo, creo que se va por el camino adecuado, porque en mi país, por ejemplo, el 40 por ciento está a favor del matrimonio homosexual, eso es mucha gente".
"No sé como va en España –continúa–, y tampoco sé cómo va el resto de Europa, pero yo creo que todavía podré ver que por sentido común todo se normalizará, ojalá lo vea, pero la cosa donde no va bien es con el Islam radical y con eso sí que hay que ser intolerante con el intolerante", recalca, al tiempo que se muestra preocupado por los movimientos actuales contra el aborto, algo incomprensible, añade.
Entre 8 y 9 años tardó Irving en escribir este libro, que es una exploración del deseo, tejida con profundidad psicológica e información de primera mano obtenida por amigos, profesionales y un sin fin de viajes, según el propio autor.
Y un libro donde la frase: "Querido mío, por favor, no me etiquetes, ¡no me conviertas en una categoría antes de conocerme!" que repite la bibliotecaria transexual de la que se enamora el protagonista, la señorita Frost, es toda una declaración de intenciones de este autor, al que siempre le gusta provocar a sus lectores.
Y un libro donde la frase: "Querido mío, por favor, no me etiquetes, ¡no me conviertas en una categoría antes de conocerme!" que repite la bibliotecaria transexual de la que se enamora el protagonista, la señorita Frost, es toda una declaración de intenciones de este autor, al que siempre le gusta provocar a sus lectores.
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El Museo del Louvre cierra hoy sus puertas en protesta contra los carteristas
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El Museo del Louvre, uno de los mayores del mundo, cerró sus puertas hoy. Los doscientos agentes de seguridad están en huelga. Protestan contra los robos y piden refuerzos
Según comunicó la dirección del museo, que ya denunció esta situación en diciembre de 2012 y pidió refuerzos policiales, "unos 200 agentes de seguridad se han acogido a su derecho de huelga".
Aunque ya se están llevando una serie de reuniones para adaptar el dispositivo de seguridad, la delegada sindical Christelle Guyader dijo que "los agentes a veces sienten miedo al tener que enfrentarse a bandas organizadas de delincuentes que cada vez son más violentos".
"A veces son menores, que entran gratis al museo y que, después de que la policia las llame la atención, regresan al museo unos días más tarde", añadió.
Un centenar de agentes se manifestaron delante del Ministerio de Cultura donde varios de ellos mantuvieron una reunión.
El Louvre acoge a 10 millones de visitantes al año.
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Se divulga un video de Slavoj Zizek dando clases de filosofía desde la cama
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Open Cultur publicó un video donde el filósofo esloveno, –"el príncipe de los payasos del firmamento académico"–, responde a la pregunta: ¿la filosofía debe resolver los problemas?
"La filosofía no resuelve los problemas", afirma Slavoj Zizek, para proseguir: "El deber de la filosofía no es resolver los problemas, sino redefinir los problemas, para mostrar cómo lo que experimentamos como un problema en realidad es un falso problema. Si lo que experimentamos como un problema es un problema de verdad, entonces no necesitamos de la filosofía."
Utiliza los ejemplos hipotéticos de los cometas y los virus letales como amenazas claras, presentes y directas. Según Zizek, no necesitamos de la filosofía, y desde su cama comenta: "No creo que los filósofos hayan dado alguna vez una respuesta, pero creo que esa es justamente la grandeza de la filosofía."
Zizek (1949) estudió filosofía en la Universidad de Liubliana y psicoanálisis en la Universidad de París VIII Vincennes-Saint-Denis, donde se doctoró. Su carrera profesional incluye un puesto de investigador en el Instituto de Sociología de la Universidad de Liubliana, Eslovenia, así como cargos de profesor invitado en diversas instituciones, que incluyen Columbia, Universidad de Princeton, New School for Social Research de Nueva York y Universidad de Míchigan, entre otros. En la actualidad es Director Internacional del Instituto Birkbeck para las Humanidades, Birkbeck College - Universidad de Londres.
Zizek utiliza en sus estudios ejemplos extraídos de la cultura popular, desde la obra deHitchcock y David Lynch hasta la literatura de Kafka o Shakespeare, además de problematizar autores olvidados por la academia como Lenin, Stalin y Robespierre y tratar temas espinosos como el fundamentalismo, la tolerancia, la subjetividad y lo políticamente correcto en la filosofía posmoderna.
Utiliza también la teoria psicoanalítica en la version lacaniana como un arma para sus habituales análisis de política internacional, considerando no sólo a los líderes y sus posibles problemas psicológicos, sino también a la sociedad en su conjunto.
En 1990 fue candidato a la presidencia de la República de Eslovenia, aunque no resultó electo.>
En 1990 fue candidato a la presidencia de la República de Eslovenia, aunque no resultó electo.>
Fuente: Infobae
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“Hay que evitar que el mundo lo controle el 1% de la población”
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En el torreón noroccidental del centenario edificio modernista de la Alhóndiga de Bilbao, Margaret Atwood confirmó una aporía y una verdad conocida por todos: es la década de las distopías que parecían extinguidas, de las fugas por donde se escapa el porvenir.
No es un oráculo, pero sus libros se leen como revelaciones. Piezas del rompecabezas de la vida ordenadas en alta literatura. Ella, que ha oteado el pasado (El asesino ciego), el presente (Pagar. Con la misma moneda) y atisbado un futuro inquietante del mundo en sus libros (El cuento de la criada), no tiene claro el desenlace del binomio democracia-capitalismo que ha puesto en jaque a parte de Occidente. “No sé hacia dónde va la democracia, pero lo que sí sé es que hay que ser capaces de crear un sistema para ayudar a los pobres y evitar que el mundo y toda la riqueza la controle el 1% de la población como ocurre hoy. En el siglo XXI se ha ampliado la brecha entre ricos y pobres”, asegura Margaret Atwood (Ottawa, 1939), con una preocupación que intensifica el celeste de sus ojos, en amable interrogación.
No sé hacia dónde va la democracia, pero lo que sí sé es que hay que ser capaces de crear un sistema para ayudar a los pobres y evitar que el mundo y toda la riqueza la controle el 1% de la población como ocurre hoy
Última parada de Atwood sobre la realidad, después de evocar y desandar su vida como escritora en un viaje iniciado allá por los años cuarenta, muy cerca del círculo polar canadiense. Ese tránsito de ida y vuelta entre la lectura y la escritura lo recordó la poeta, novelista, cuentista, ensayista y ganadora del Príncipe de Asturias de las Letras 2008 antes de la inauguración, ayer, del Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria, organizado por Alhóndiga Bilbao, bajo el lema Fábulas del lector/escritor, con autores como John Banville, António Lobo Antunes y Alberto Manguel. Además, acaba de publicar Un día es un día (Lumen), una antología de cuentos sobre mujeres, uno de sus temas capitales.
Desde ese torreón circular de piedra y hormigón, impregnado por las coloridas luces parpadeantes que se cuelan de la gran pantalla colgada del techo del vestíbulo de la Alhóndiga, Atwood avista un horizonte plagado de miedos. A todo lo anterior se suman situaciones desveladoras que van desde un Internet con muchas fugas, una sociedad en la que se espían unos a otros, lo mismo que hacen los gobiernos, hasta los avances vertiginosos en el caso de la ciencia y la tecnología, pasando por el maltrato a la naturaleza.
Ocho días de gran literatura
El Festival Internacional de las Letras Gutun Zuria de Bilbao (del 11 al 21 de abril) contará hoy con la presencia del escritor, editor y crítico literario Alberto Manguel, quien reflexionará sobre su experiencia en el arte de la escritura. El sábado 13 de abril, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince será el invitado para conversar con la periodista Marisa Blanco, mientras que el autor vasco Iban Zaldua y la periodista y guionista Eider Rodríguez cerrarán esta jornada.
El siguiente encuentro tendrá lugar el próximo jueves 18 de abril, cuando la escritora y periodista mexicana Margo Glantz protagonice una charla con la también escritora Menchu Gutiérrez. Un día después, el 19, la intervención del poeta Harkaitz Cano centrará la atención del público asistente a Gutun Zuria. Tras este encuentro, el guipuzcoano presentará junto con el cineasta Oskar Alegría el documental homenaje a Man Ray Emak Bakia! (¡Déjame en paz!).
En la recta final del Festival, el sábado 20 de abril, el escritor irlandés John Banville conversará con el periodista Iñaki Esteban, justo antes del espectáculo conjunto de Maialen Lujanbio y Xabier Erkizia. Finalmente el domingo 21, Gutun Zuria echará el cierre con la participación del escritor portugués y candidato en varios ocasiones al Premio Nobel, Antonio Lobo Antunes.
Ella misma ha advertido de los riesgos de la deriva del ser humano en novelas como Oryx y Crake. Coge un bolígrafo azul, y sobre una hoja traza un círculo que parte en dos con una ese estilizada. El yin y el yang. “Siempre ha sido así. Utopías y distopías”.
Las palabras que llevaron a la escritora a hacer ese dibujo surgen de su explicación de que cuando se creía que las distopías habían acabado con Orwell, cayó el Muro de Berlín, en 1989, y resurgieron. El siglo XX fue el de las utopías, dice, “de querer hacer realidad lo descrito en el XIX. La Unión Soviética y la Alemania nazi se presentaban como sociedades utópicas, y se lo creyeron. Fue un siglo de experimentos sociales, solo que nos fue peor que lo descrito en la literatura”.
Ante la pregunta de cómo sería la temática y arquitectura de una novela que refleje el presente, dice, al instante y entre risas: “¡Zombies!”. Y sigue con la broma, pero en esa simplificación hay vida. Lo dice una autora vigilante de la realidad, que denuncia, reivindica, alerta de problemas e injusticias sociales y políticas; lo dice una gran arquitecta de complejas y eficaces estructuras narrativas. ¿Cómo lo hace? “Me vuelvo loca”, contesta entre risas y moviendo de lado a lado su melena blanca ensortijada. “Cada libro es un mundo y un diseño y arquitectura único. Hay escritores musicales y visuales”. Ella se considera de los segundos. Y recuerda que Robert Bringhurst en La voz del significado viene a decir que un pájaro necesita su tiempo para volar, “tener las alas o la arquitectura desde el comienzo no basta para volar”.
Cada libro es un mundo y un diseño y arquitectura único. Hay escritores musicales y visuales. Un libro es un solo libro para muchos lectores únicos y que, por lo tanto, cada uno interpreta a su manera
Una imagen y una metáfora que cierra su reflexión, iniciada minutos antes sobre el arco que hay desde que empezó a escribir con 16 años y luego a publicar con 27, hasta llegar al medio centenar de títulos hoy. “Un libro es un solo libro para muchos lectores únicos y que, por lo tanto, cada uno interpreta a su manera”. Para ella, siempre presente en las quinielas del premio Nobel, el autor es como un compositor musical, el libro una partitura y el lector su intérprete, el violinista de esa partitura. “Y hay buenos, regulares y malos violinistas; al igual que compositores. Pese a que hay una fantasía posmoderna que dice que cada lector puede interpretar lo que quiera, aunque como en las partituras de Mozar hay una limitación para sus interpretaciones. No son infinitas”.
Lo que tiene claro que ha cambiado es “¡El punto de vista!”. Cuando eres joven, rememora Atwood, con voz suave y expresión entre nostálgica y sonriente, “¡nadie te mira, nadie te critica!, no hay ni espectadores ni críticos. Pero cuando publicas (entonces su rostro se torna ligeramente asombrado y teatral) aparece de la nada ese fantasma llamado crítico y no sabes quién es tu público. Esta es una gran diferencia frente a otras manifestaciones artísticas, como el teatro o el cine, donde los creadores conocen la reacción de la audiencia inmediatamente. Con la literatura, en cambio, no es así”.
Ella desde muy niña siempre jugó a intérprete y compositora. Al final se decantó por crear partituras como resultado de muchas lecturas infantiles y otras precoces, escribiendo a mano y luego pasándolo en una máquina de escribir. No hubo un libro revelador que la llevara a ser escritora. Fue un corpus de autores entre los que están Hemingway o Mansfield y la narrativa del siglo XIX donde descubrió que también las mujeres podían dedicarse a escribir.
No había radio, no había electricidad, no había librerías, no había cines… ¡no había ni gente!, y llovía o nevaba, así es que empecé a leer los libros que había en casa para entretenerme
En ellos, y en otros antes que ellos, está su origen como escritora. En la niña violinista de libros al norte de Quebec cuando hacia los cuatro años empezó a leer porque no había nada que hacer salvo disfrutar de la belleza de la naturaleza. “No había radio, no había electricidad, no había librerías, no había cines… ¡no había ni gente!, y llovía o nevaba, así es que empecé a leer los libros que había en casa para entretenerme”, evoca divertida Atwood. Leyó muchos, entre ellos los de Beatrix Potter o La isla del tesoro, de Stevenson; y luego más avanzados para su edad como los de Sherlock Holmes, e incluso en la preadolescencia unos que no entendía del todo, como Rebelión en la granja, de Orwell. Así descubrió la primera distopía.
Con este comienzo de su evocación que se haría circular una hora después, Margaret Atwood empezó a echar un vistazo atrás en su vida. Como prólogo, paseó por un pasillo de la Alhóndiga y se sorprendió bañada por una luz azulada que caía de lo alto, levantó la cabeza y vio que el techo era el fondo transparente de una piscina donde las personas se movían dentro del agua como en un sueño.
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