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Posted by : Unknown viernes, 15 de marzo de 2013


Nombre del Autor: Bernardo Dominguez C. 

Entender la crisis es una de las mejores explicaciones que conozco sobre la debacle económica que vive el mundo. Lejos de ser un análisis catastrofista nos recuerda la vocación fundamental que tienen el Estado y la moral como reguladoras de las relaciones económicas. Después de leerlo uno siente no sólo que ha entendido los procesos que los especuladores, los bancos, los operadores financieros y los economistas desataron para generar la crisis en la que estamos inmersos, sino que también ha encontrado una serie de claves para rearticular la esperanza y descubrir que, más allá de la ficción económica que nos ha llevado al desastre, un mundo basado en el establecimiento de límites y en las relaciones de confianza y de soporte mutuo puede aún ser posible. Se trata, pues, de un libro que establece una inmediata conexión de intimidad con el lector. Basta de máscaras, todos la estamos pasando mal y es por esto y por esto…, parece declarar la postura de su ágil redacción. Pero Entender la crisis va más allá. Es a un mismo tiempo un texto crítico, en la medida que planta como eje reflexivo la certeza de que lo peor del conflicto internacional aún no ha pasado y estamos a gran distancia de la anhelada recuperación. ¿Qué pasó y que va a pasar realmente en México dentro de este escenario? Sentí que me pasó un trailer por encima, pero, ¿aún falta lo peor? ¿De qué forma puedo estar preparado para afrontar el venidero temporal? Las preguntas que siguen a estas cuestiones apremiantes y todo lo que usted quiso saber como respuesta a todas ellas continuarán en el momento en que usted se ponga a leer el libro de Domínguez –no pierda más el tiempo siguiendo esta reseña, ¡vaya por él y entérese!–, pues su aparente simplicidad no excluye un análisis a fondo de la Crisis. Información del autor: Bernardo Domínguez C estudió finanzas en el ITESM y OPM en Harvard. Reside en la ciudad de México desde la cual intenta ejercer la crítica en los medios editoriales y empresariales. Bernardo Domínguez nos dice: Hay crisis. ¿Y a mí qué me importa? Hay crisis y vaya que te importa. En los próximos dos años, por lo menos una de cada cuatro personas perderá su trabajo o tendrá que cerrar su negocio. Es posible que hasta 30 por ciento de la gente pierda el empleo. Tú puedes ser uno de ésos. Este año y el que sigue van a ser muy difíciles. Para 2011 puede ser que se vean visos de recuperación. La crisis va a traer consecuencias para todos los habitantes del planeta. Por eso, es vital que todos estemos enterados de lo que está ocurriendo y que podamos comprenderlo. Para reaccionar de manera adecuada y sobrevivir, debemos reflexionar sobre el origen e impacto de la crisis. Tenemos que encontrar respuestas diferentes a todas las aplicadas durante el siglo XX, pues esta crisis es distinta a todas las anteriores y cambiará de manera contundente y total la economía y los mercados. En los próximos meses iremos viendo cómo se estructura una reacción y se da origen a un nuevo orden económico global. Una crisis es una crisis. ¿Por qué ésta va a ser diferente? Por principio de cuentas, esta crisis no se origina en México, como las de los últimos 40 años. No se presentó con un efecto dramático, como suele ser una devaluación abrupta, que se manifiesta en muy poco tiempo y a todos nos pone en alerta. Esta crisis viene de fuera. Viene del norte. Tiene sus raíces en los Estados Unidos, en la irresponsabilidad de prestar a quienes no tienen medios para pagar. Ante todo, es una crisis provocada por la avaricia y la ambición desmedida. Ésta es la primera crisis global. Va a precipitar, y lo vamos a ver el año que entra, la más severa recesión desde la Segunda Guerra Mundial. En mi opinión, cambiará el comportamiento de todos los agentes económicos, pues ha trastornado los paradigmas bajo los cuales había estado funcionando la economía durante los últimos 40 años. El origen de la crisis tiene que ver con la capacidad de los bancos para crear dinero de manera imprudente, y de las instituciones financieras para apalancarse en forma desmedida; tiene que ver también con la laxitud de las autoridades de todos los países del mundo, que lo permitieron. Por último, tiene que ver con una idea equivocada: muy tarde vemos que la actividad económica no se puede sustentar en el consumo desenfrenado de los habitantes de los países desarrollados. Esta crisis se manifestó cuando empezaron a fallar una serie de operaciones financieras desorbitadas. Se gestó bajo la laxa mirada de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que debió haber previsto lo que iba a suceder cuando había tiempo para evitarlo. Pero el ex presidente de la Reserva, el señor Alan Greenspan, creyó que la regulación privada era mejor que la pública, y que las tasas de interés podían permanecer bajas indefinidamente. Se permitió que los bancos y las compañías de seguros realizaran sofisticadas transacciones sin informar debidamente, y sin que los reguladores sancionaran los abusos. Esta crisis es diferente de todas las demás porque ha ocasionado la pérdida de la confianza que se tenía en el sistema financiero estadunidense y, de algún modo, internacional. La crisis no se quedó solamente en Estados Unidos. Aunque la mayoría de la población todavía no está consciente de lo que va a pasar, pagaremos las consecuencias. Para bien y para mal, en este mundo globalizado todos sufrimos las consecuencias de los malos manejos financieros, aunque sólo muy pocos se benefician. A lo largo de este libro, vamos a tratar de comprender cómo funciona la economía, para entender la naturaleza de esta crisis. Si la entendemos, podremos reaccionar de manera adecuada e incluso aprovechar las oportunidades que también generará. Como dice el dicho: “No hay mal que por bien no venga.”

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