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ISLA NEGRA.— Con música de fondo y al ritmo de canciones como “El Aparecido”, de Víctor Jara, los restos del Premio Nobel de Literatura 1971, el chileno Pablo Neruda, fueron exhumados ayer para hacerles estudios y determinar si el autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada murió de cáncer o en realidad fue envenenado mediante una inyección por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet hace 40 años.

La investigación comenzó hace dos años a partir de las denuncias interpuestas por el Partido Comunista Chileno, al que pertenecía Pablo Neruda; esas denuncias se basan en las declaraciones del ex chofer del poeta, Manuel Araya, quien afirma que el poeta fue envenenado cuando estaba internado en la clínica Santa María, de Santiago, afectado por un cáncer de próstata.

Araya estuvo presente en los trabajos de exhumación, junto con Rodolfo Reyes, sobrino del poeta; y Mario Carroza, el magistrado que ordenó la exhumación a raíz de una querella presentada en mayo de 2011 para esclarecer si Neruda murió a causa de un cáncer o asesinado con una inyección letal.

El magistrado Carroza dijo ayer que “se van a hacer todas las pesquisas que sean necesarias. En el fondo, en la parte judicial, se va a poder establecer, de acuerdo al informe que entreguen los peritos, cuál fue la causa de la muerte” y señaló que el resultado de los análisis se conocerán en los próximos meses.

La exhumación

Allí en Isla Negra, de cara al Océano Pacífico, donde el poeta chileno escribió algunos de sus sonetos más famosos y donde descansaban sus restos desde 1992, al lado de los de su tercera esposa, Matilde Urrutia, un equipo de especialistas trabajó en la remoción del ataúd bajo una carpa blanca que impedía ver las labores de la exhumación.

La mañana era fría y soleada cuando comenzaron los trabajos comandados por una decena de especialistas, que apenas tardaron una hora, al cabo de la cual fue retirado el féretro dentro de un saco de tela azul y luego fue cubierto con una bandera chilena; adentro iban los restos del poeta fallecido el 23 de septiembre de 1973, cuya muerte cimbró al mundo entero.

Mientras el equipo de especialistas trabajaba en la fosa situada en uno de los patios de la casa-museo, en el balneario de Isla Negra, familiares y amigos del poeta ofrecieron un breve e íntimo homenaje, que incluyó la interpretación de varias piezas a cargo de la orquesta provincial del puerto de San Antonio.

Cerca de una decena de peritos chilenos y extranjeros, provenientes de Estados Unidos, Inglaterra y Argentina, además de miembros de la Cruz Roja Internacional, participaron en la remoción de tierra y apertura de la lápida en la que estaba la urna de Neruda.

Luego de los trabajos de exhumación, el director del Servicio Médico Legal, Patricio Bustos, dijo que el ataúd de Neruda se encontraba en buen estado, por lo que las investigaciones apuntarán a buscar elementos relacionados con la enfermedad que afectó al escritor, como también a la eventual presencia de sustancias tóxicas en sus restos. “Los peritos trabajaron cumpliendo todas las medidas de seguridad que corresponden, para evitar todo tipo de intervención, de contaminación. Se extrajo la urna completa”, puntualizó Patricio Bustos.

Por su parte, Araya señaló: “Esperamos que haya un resultado positivo porque Neruda fue asesinado. Pinochet cometió un error al mandar a asesinar a Neruda”, dijo el ex chofer y aseguró que sin esa inoculación el poeta hubiera vivido mucho más tiempo a pesar de la enfermedad.

Los restos de Neruda serán trasladados a Santiago para ser examinados en el Servicio Médico Legal. No se descarta que algunas muestras sean enviadas a laboratorios extranjeros para una investigación más acuciosa.

Los otros casos

La exhumación de los restos de Neruda se suma a la investigación en curso sobre la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva, quien oficialmente falleció de una infección tras una operación de hernia al hiato, aunque años después surgieron denuncias de un supuesto envenenamiento de agentes de Augusto Pinochet. Incluso, el ex presidente Frei murió en la misma clínica en la que falleció Pablo Neruda.

El magistrado Mario Carroza informó que en los restos de Neruda trabajarán los mismos peritos forenses que examinaron el cadáver del ex presidente Salvador Allende, en un proceso que determinó que no había sido asesinado.

Eduardo Contreras, abogado del Partido Comunista, afirmó que los aparatos de inteligencia de los militares ya estaban actuando desde los primeros días tras el golpe y que “a la muerte de Allende y Víctor Jara se suma la de Neruda, que era todo un símbolo de la época. Por lo tanto, habrá que buscar en el entorno de la dictadura y de la clínica Santa María”. Además dijo que en el caso de Neruda “no se trata solo de la pericia científica, sino de las extrañas circunstancias reveladas en el proceso, contradicciones, doctores que no existen, fichas que no aparecen, que se han perdido”, concluyó.

La realidad es que bajo la dictadura de Pinochet, entre 1973 y 1990, unas 3 mil personas murieron o fueron desaparecidas y otras 28 mil fueron torturadas.